Yo tengo tres míticas.
1ª - Yo tendría unos 10 años. Estación de trenes de Alicante. Mi padrino se iba en el tren. Entonces te podía acercar al andén hasta el vagón. EL tren que sale, mi padrino se asoma a la ventana mientras nos dice adios. Mi madre y yo íbamos andando por el anden mientras mirábamos hacia atrás. El problema es que yo no vi la farola y me la comí. Resultado: unas lagrimillas, mareo y chichón en la frente, con el consiguiente descojone de mi madre y consiguiente preocupación por el dolor.
2ª - Hace tres veranos. En un cruce de una avenida de Alicante. El semáforo de peatones en rojo y el de los coches en ambar intermitente, porque es de estos para que los coches pasen cuando no hay peatones. Entre la acera y el paso de cebra hay unos pilones para que los coches no aparquen por encima ni las motos puedan pasar. Voy hablando con mis padres. El semáforo se pone en verde, arranco enérgicamente... no veo el pilón y le doy con fuerza con mi muslo derecho. Resultado: dos semanas sin poder andar bien y un bonito moratón en todo el muslo... y encima veranito, para enseñarlo bien en la playa
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. Descojono de mis padres (por supuesto consiguiente consuelo y preocupación) y también el mío a pesar del dolor y retorcimiento. También el recuerdo de la cara de la gente que pasaba como diciendo (que no era precisamente poca): "vaya hostia que se ha pegado. Casi que lo arranca".
3ª - Mayo de este año, sábado por la tarde (vamos, con gente por ser en pleno centro de Alicante y toda la gente de tiendas). Estoy en el portal de casa de mis padres. Mi madre que se iba en una dirección, yo en dirección contraria. Mi madre se aleja hacia un lado, yo al otro. "Sí, luego te llamo", voy andando hacia atrás. Me giro, pierdo el equilibrio y me como (literalmente) un cochecito de niño (con el niño dentro) y su madre empujando. El cochecito era coche-cuna (vamos, de estos con techo). Sólo recuerdo a la madre diciendo: "ay, ay, cuidado que te caes" (cuando ya me había caído encima del coche...). Resultado: un "perdón, perdón" a la madre y al bebé, los coches del semáforo mirándome (porque estaba en rojo, por lo tanto todos parados...), yo colorada, pensando en que estas cosas me pasan por no mirar. Eso sí, al doblar la esquina empecé a descojonarme yo sola, y lo sigo haciendo cada vez que lo recuerdo