Respecto a lo que dice, pues no estoy del todo de acuerdo (y eso que se supone que las mujeres son más inteligentes que los hombres). Porque hay mujeres malas y hombres malos y viceversa, no es cuestión de ser de uno u otro sexo, si no de la manera de ser de cada uno.
La verdad sobre las mujeres: somos MALAS.
Las mujeres podemos ser muchas cosas, no es fácil conocernos y muy pocos hombres saben realmente como tratar a una de nosotras, pocas veces se sabe lo que pensamos, lo que queremos y lo que hay detrás de nuestras palabras, la mayoría de las veces llenas de dobles sentidos.
Pero si hay algo que somos las mujeres, todas, absolutamente todas es MALAS, las mujeres podemos ser las mayores hijas de puta sueltas por el mundo y si alguna se atreve a decir lo contrario es que miente (eso también lo somos).
Las mujeres somos malas, pocas veces lo reconocemos, pero solemos serlo con una facilidad y frecuencias pasmosas.
Aunque me pese, lo reconozco, soy mala, lo he sido y lo seré porque lo llevo en mi naturaleza femenina. No soy mala “de costumbre”, no suelo ser una Angela Channing desde que me levanto (algunas hay que hasta lo son como hobbie), pero si que puedo ser realmente perversa cuando quiero.
Los hombres no llegan a nuestro punto de maldad y perversión, ellos son más simples para estas cosas: si algo les molesta lo dicen y punto. Si alguien les molesta lo dicen y punto y no se andan con maldades de brujas…o se callan y pasan del tema, cosa que a nosotras nos pone enfermas, dicho sea de paso.
Nosotras no, nosotras somos capaces de sonreír a nuestra peor enemiga mientras la preguntamos cómo le va la vida mientras deseamos sacarla los ojos y no vemos el día en que tenga un sarpullido en la frente.
Nosotras lanzamos pullas a diestro y siniestro y casi aseguraría que la guerra fría fue un invento de una mujer.
Somos capaces de odiar a quien no nos ha hecho nada más que comprarse nuestra misma falda (una talla menos, encima eso) o a la perra que se lió con ese tío que nos gustaba en el colegio (aunque han pasado 15 años nos jode a horrores).
Pero si nosotras sentíamos algo como nuestro y nos lo “quitan” (un grupo de amigos, una tarde fija para quedar, un estilo de vida…) porque la vida es así y siempre da vueltas, ya si que se lía parda.
No digo que nos vayamos a tirar de los pelos, eso no es de mujeres, es de lobas/gatas, sino que el intercambio de lindezas entre una y otra parte puede ser de película…y la mayoría de las veces la culpa no es de esa hija de puta que nos ha quitado nuestro tesoro más preciado, sino que, como digo, es de la vida misma.
Muchas veces no se trata más que de un tema de celos y de envidias malsanas (porque a envidiosas no nos gana nadie…ya veis, somos una maravilla andante) que no deberían existir ya que, en la mayoría de los casos debería resbalarnos que esa tiparraca de allí se pueda poner esa camiseta sin sujetador y sin que las tetas la lleguen al ombligo, pero no lo hace, nos joroba, nos irrita y tenemos la obligación moral de encontrarla celulitis y puntos negros si o si.
Todas las mujeres nos consideramos buenas, intentamos hacer ver que queremos a todo el mundo, que nuestra sonrisa es sincera y que lo de que la sociedad nos vea como malas es por culpa de las malvadas de las películas de Disney, pero no, yo lo reconozco y puedo asegurar que la maldad es parte de nuestra naturaleza.
Pero lo peor de todo no es que lo seamos entre nosotras o con quienes nos tocan las narices, sino que arrastramos a todo y a todos con nosotras cuando queremos.
Somos capaces de obligar a la gente a elegir entre A o B cuando el término medio es perfectamente posible, somos capaces de hacer la vida imposible a quienes no tienen nada que ver en nuestra guerra con el único fin de llevarnos a nuestro terreno a la mayor cantidad de gente y lo que es peor: podemos provocar guerras entre el resto del mundo.
Es algo que en muchas ocasiones no podemos evitar y es que muchas de nosotras tenemos un “pronto” muy malo y peor si nos lo dicen, porque entonces nos cabreamos con el mundo y además de ser malas nos creemos víctimas (= combinación explosiva).
Por tanto, yo recomiendo a las mujeres que nos lo hagamos ver, que pensemos por un momento si merece la pena y si de verdad queremos seguir llevándolo en la sangre (creo que es innato y que por mucho que queramos…), y ya que no hay solución aparente, creo que lo mejor sería intentar pensar un par de veces antes de lanzar puyas, de ser tan irónicas y de hacer daño a quienes muchas veces no lo merecen.
Aunque eso si…si tenemos entre ceja y ceja a alguien…que se prepare que ni toda la calma del mundo va a salvarle…aunque como sea otra mujer ojito, que a veces la que más sonríe y la que más tonta parece es la más perra…
Pero si hay algo que creo que es digno de admiración es cómo podemos ser falsas a rabiar, como sonreímos a nuestra peor enemiga justo antes de darla una patada en la espinilla pero la pena es como, a veces, algunas acaban siendo vulgares y maleducadas…con lo fácil y sencillo que es mantener la compostura mientras nos llamamos brujas…
Ahora es cuando las mujeres piensan que exagero, que llevo la maldad en la sangre y que estoy dolida…pero si fueseis sinceras, mis pequeñas lectoras, veríais que ando en lo cierto.
Y cuando los hombres se afirman en lo de las peleas de barro y en que somos unas brujas y tal y cual…ains, simpleza y facilidad masculina, cuanto la adoro a veces…