A la gente que le guste hablar a una máquina y que le haga acciones simples que podría hacer sin demasiado esfuerzo, pues fantástico, hoyga. Cada uno está en su derecho de hacer y gustar lo que quiera. Si uno quiere quedarse momificado en el sofá mientras la casa funciona sola, fenomenal.
A mí me gusta fregar los platos y no uso fregaplatos, y lo mismo con barrer la casa. Son actividades que no me molestan y me aportan, pues estar activo, a mi modo de ver, es importante. Así que no hablemos de darle a un botón para encender la luz, levantar una persiana o buscar las noticias por mi mismo sin tener que pedirlas a nadie. Ni que fuera un gran esfuerzo.
Lo dicho, respeto a quién guste de estos chismes y le veo utilidad para personas con problemas, pero yo no los necesito ni los quiero. Y ese rollo de que es inevitable, comparándolo con los móviles, siento decir que no tiene nada que ver una cosa con la otra. Con el móvil ya puedes hacer prácticamente todo lo que haces con un asistente tipo "home", ya que un móvil ya tiene un asistente. Y hacer instalaciones en casa para tener una smarthome es caro y no está, ni estará, al alcance de la mayoría. Más en un mundo donde la pobreza cada vez está más extendida. Bastante tendremos con poder pagar una mísera vivienda como para encima tener un duro para pijadas (porque son eso, pijadas, cuando de lo que se trata es de sobrevivir). Solo pensando en que hay alquileres de más de mil euros en ciudades como Barcelona, y son pisos que se caen a trozos. Ya puedes meter un Alexa allí dentro, que lo único que te dirá es "suicídate miserable".
Y no he entrado en el uso fraudulento del que hacen gala todas estas empresas que ya hace tiempo son monopolios, casi poderes (o más bien, lo son). Y sí, con el móvil ya te roban los datos que quieren, te espían, etc. Pero el caso es que cada vez controlan más nuestros entornos y crean necesidades que nunca estuvieron allí (no necesito que la nevera decida por mí si hay que comprar yogures de fresa, pudiendo apetecerme más flan), solo para hacer negocio. Un negocio que ya no está tanto en las ganancias reales (dinero), si no en el poder de la información (en gran medida). Y vender este tipo de artilugios a precios de risa les ayuda a extenderse rápidamente, mucho además. Ayer mismo hubo una filtración de datos masiva en Alemania, sin que haga falta un Alexa en casa. Pero cuanto más conectados, más fácil es llegar a la información y a más información. Eso es una realidad, no una teoría de la conspiración. Ahora, nadar contracorriente en un mundo consumista donde lo que prima es tener lo último, pues tampoco sirve de mucho: al final los bancos de peces van hacia donde les lleva la corriente.