jorcoval escribió:Me gustaría saber si alguno de los que se quejan saben hacer cuentas a mano o con ábaco en lugar de calculadora.
No sé dónde está el problema, y lo digo con un Seiko Prospex en la muñeca
Pues te contesto con una pequeña anécdota. En cierta ocasión un gran catedrático soltó un discurso apocalíptico enunciando las virtudes que, según él, debía tener todo doctorando, para alcanzar el éxito en la carrera docente.
Una de las principales exigencias, para este prohombre, era dominar no menos de tres lenguas extranjeras. El inglés por supuesto, y además por lo menos chapurrear dignamente francés e italiano o alemán. Aunque si eres capaz de manejarte en seis o siete idiomas (o al menos, leerlos sin necesidad de diccionario) mejor que mejor. Eso simplemente para estar a la altura de los mejores.
Pues bien, ahora viene la moraleja de la historia: este mismo prohombre estuvo de acuerdo en suprimir la enseñanza de todos los idiomas extranjeros (que hasta un determinado año era optativa) y dejar únicamente el inglés en todas las carreras universitarias (salvo en Filologías y Turismo)
¿A dónde quiero ir con esto? Pues muy simple: una cosa es decidir para ti y para tu familia, y otra pensar para "el pueblo". Mientras en las clases altas tanto universitarias como empresariales, saben muy bien que dominar varios idiomas va a ser una competencia esencial para distinguirse profesionalmente en el siglo XXI, en la escuela pública, en la universidad pública, algunos, "sabotean" conscientemente a sus propias instituciones, para dificultar esa enseñanza multilingüe.
Recientemente incluso, en Galicia, están presionando para meter con calzador la enseñanza en gallego en el 80% de las materias de la carrera, lo cual es una nueva vuelta de tuerca: vas a tener universitarios que dominarán el gallego y sabrán castellano, pero ¿y el inglés? ¿Y otros idiomas?
Seguro que las lumbreras a quienes se les ocurrió la brillante idea de quitar los relojes analógicos, llevan en su muñeca algún costoso reloj suizo de agujas, y en privado, se ríen de las generaciones de "neopalurdos" que van a salir de las escuelas y centros públicos, que no sabrán leer un reloj analógico.
Conociendo lo tradicionalmente clasista que es la alta sociedad británica apostaría a que los hijos de los ministros y de los altos empresarios no se escolarizarán en esos colegios.