Privatizarlo (en el sentido que sólo lo podrán disfrutar unos cuantos en según que condiciones) es inevitable por ser un tema de tragedia de los comunes. Podrá hacerse o no de manera que reporte dinero al ayuntamiento (o le cueste dinero), podrá darse a superricos o a pobretones, pero que accedan todos a un recurso escaso sólo provoca que se degrade la calidad de ese recurso (y en este caso, de su entorno).