No os lancéis con lo de Lorenzo y Dovi, que sus líos vienen ya de la época de 125 y son como agua y aceite.
Además, se pinta a Dovi como un santo cuando, a la que sus compañeros asomaban un poco la cabeza, les echaba el equipo encima: con Iannone y Lorenzo no le funcionó, pero a Petrucci le cortó la progresión después de su fenomenal victoria en Mugello 2018. Este mismo año, que no está haciendo NADA (igual que en 2018, por otro lado), poco menos que culpó a Danilo de perder sus imaginarias opciones al título por una reputa q1 en la que le cogió rueda. Pues ya lo ha vuelto a anular, no se ha notado la envidia tras su victoria en Lemans y el consecuente aumento de confianza en Aragón. En Ducati ya lo calaron por fin y saben que es el perro del hortelano.
Lorenzo es un tío extravagante, que no tiene el don de la palabra y cuando no está centrado (no lo está desde la lesión con la Honda), es demasiado impulsivo y errático en sus decisiones, pero no es una serpiente ni tiene mal fondo.