Cuando era pequeño, en un bar debajo de mi casa tenían una máquina recreativa a la que le cambiaban el juego cada tres ó cuatro meses. Allí descubrí el Golden Axe, la fiebre por los matamarcianos y el amor por estos dos dragoncitos que hoy se convierten en más protagonistas que nunca.
En cuanto descubrí que podía disfrutar de aquella joya de Taito en mi casa, no paré hasta que una tarde mi madre me acompañó a El Corte Inglés de mi ciudad, donde se gastó 5.995 pesetas para que pudiera jugar en mi Master System II.
Aún recuerdo las tardes a dobles con mi vecino y mejor amigo por aquel entonces; ya no hacía falta que bajáramos al bar y podíamos empezar de nuevo cuantas veces queríamos. En el colegio, cuando se enteraban de que tenía un juego de recreativa en mi casa, no podían creerlo, como os lo cuento.
Y así llegamos a la actualidad. Cuando comencé a proclamar mi deseo de llegar a los 1.000 videojuegos,
Daniels, un usuario de sobra conocido en estos lares, se ofreció a regalármelo. Cuál fué mi sorpresa cuando me contactó para informarme de que me haría recuperar estos recuerdos mediante el regalo del "Bubble Bobble" que tuve entonces y que he recuperado hace 30 minutos.
Durante mi infancia, nunca conseguí terminar los 200 niveles que componen el juego, aunque llegué lejos. Mi compromiso es pelear y disfrutar cuanto pueda por hacerlo en esta ocasión.
Gracias de corazón a Daniels por haberme regalado este pedazo de mi vida y gracias a todos por haber invertido vuestro tiempo en leer mi pequeña historia.
P.D.: La foto del juego original la pondré en el hilo de mi colección cuando actualice, ya que tengo una idea al respecto