MOSCÚ (Reuters) - Un general ruso dijo el viernes que el acuerdo de Polonia con Estados Unidos para instalar partes del sistema del escudo antimisiles en su territorio abre la posibilidad de que sufra un ataque militar, informó una agencia rusa de noticias.
El coronel general Anatoliy Nogovitsyn, vicejefe del Estado Mayor ruso, dijo a Interfax que la doctrina militar rusa podría permitir un posible ataque nuclear.
Polonia aceptó el jueves acoger ciertos componentes del sistema mundial antimisiles de Estados Unidos después de que Washington aceptara reforzar la defensa aérea polaca.
"Estados Unidos está involucrado en una defensa antimisiles para su propio Gobierno, y no para Polonia. Y Polonia, al desplegar (elementos del sistema) se expone a un ataque militar. Eso es al cien por cien", citó Interfax a Nogovitsyn.
Nogovitsyn dijo que Rusia permite que las armas nucleares se utilicen en circunstancias definidas por su actual doctrina de seguridad.
El Gobierno ruso modificó su doctrina de seguridad nacional en 2000, citando la variedad de conflictos en los que podrían utilizarse las armas nucleares.
"Está claramente escrito: Las utilizaremos en instancias contra gobiernos que tienen armas nucleares; contra aliados de países con armas nucleares, si de algún modo se lo facilitan", declaró.
Washington sostiene que el sistema antimisiles está diseñado para proteger a EEUU y sus aliados de los misiles de largo alcance que podrían ser lanzados en el futuro por Irán o grupos como Al Qaeda.
El Kremlin en cambio replica que no es verdad, y lo considera una amenaza para Rusia. Los 10 misiles interceptores que se situarán en el norte de Polonia se comparan con el arsenal nuclear ruso de más de 5.000 cabezas balísticas.
Al aceptar el despliegue, Polonia "se convierte en un objeto procesable. Esos objetivos son destruidos en primer orden", agregó Nogovitsyn.
Por otra parte, Ucrania anunció el sábado que está dispuesta a que sus sistemas de advertencia de misiles estén disponibles para países occidentales, después de que Rusia dijera que se va a retirar de un acuerdo a largo plazo de cooperación relativo a ellos.
La tensión entre Moscú y Washington ha aumentado en la última semana, desde el conflicto bélico que enfrenta a Rusia y Georgia por la región separatista de Osetia del Sur.
La canciller alemana, Angela Merkel, cuyo país no desea que haya tiranteces con Moscú, ya que su país es el principal receptor europeo de hidrocarburos rusos, «le cantó ayer las cuarenta» al presidente ruso, Dmitri Medvédev, al calificar de «desproporcionada» la fuerza empleada por Rusia en Georgia e «incorrecto» tal despliegue. Medvédev no se mordió la lengua y dijo que hace falta un mecanismo que garantice que a los dirigentes georgianos «no les vengan otra vez a la cabeza ideas idiotas».
Durante el tenso encuentro, se habló también del acuerdo alcanzado por Washington y Varsovia para instalar una base de misiles interceptores en Polonia. «El despliegue de nuevas fuerzas de defensa antimisiles en Europa tiene como objetivo la Federación Rusa y han elegido el momento adecuado», denunció el máximo dirigente ruso. Según su opinión, «ya no valen más los cuentos sobre la necesidad de contener a países parias. Esto no traerá tranquilidad al mundo y es muy triste para Europa».
El jefe adjunto del Estado Mayor ruso, el general Anatoli Nogovitsin, advirtió sin más miramientos que «Polonia se convierte en blanco de un ataque nuclear de respuesta». Las negociaciones entre EE.UU. y Polonia estaban estancadas debido a las abultadas contrapartidas que exigía Varsovia, pero los sucesos en Georgia han precipitado el acuerdo. El proyecto incluye la instalación de un rádar en la República Checa, para lo que Washington ya tiene el visto bueno de Praga.
Merkel reprochó ayer a Medvédev la falta de avances en la resolución del contencioso entre Tiflis y sus dos provincias separatistas. «No se pueden esperar 15 años para resolver el conflicto», manifestó la dirigente germana. Según su parecer, «el punto de partida debe ser la integridad territorial de Georgia». Merkel estima que «no cada pueblo que desea abandonar una unión estatal es capaz de llegar a ser un estado independiente».
Sin embargo, el jefe del Kremlin expresó la posición formulada el jueves por su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, en el sentido de que «después de lo ocurrido, difícilmente podrán los osetios y los abjasios vivir en un mismo estado con los georgianos». Medvédev puntualizó que «si alguien vuelve a atacar a nuestros ciudadanos o fuerzas de paz, haremos otra vez lo mismo».
El presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili, firmó ayer el acuerdo de paz de seis puntos auspiciado por la UE. El primer punto obliga a las partes a no recurrir de nuevo al uso de la fuerza. La portavoz del Kremlin, Natalia Timakova, matizó que Rusia lo rubricará en calidad de mediadora, no como parte beligerante.
El presidente ruso afirmó que «no desea un deterioro de las relaciones con la UE y EE.UU. pues sólo beneficiaría a las fuerzas más reaccionarias». Merkel se trasladará hoy a Tiflis para entrevistarse con Saakashvili.
La organización Human Rights Watch (HRW) en boca de Marc Garlasco, uno de sus expertos militares, ha denunciado el uso de bombas de racimo en zonas pobladas de Georgia por parte del Ejército ruso. «El empleo de este tipo de municiones por Rusia no sólo resulta mortal para los civiles, debido a su acción indiscriminada, sino que constituye un insulto para los esfuerzos internacionales por evitar una catástrofe humanitaria global similar a las que causan las minas antipersonas», declaró Garlasco a la prensa.
HRW afirma poseer pruebas de la utilización de bombas de racimo rusas RBK-250, como fragmentos de su inconfundible metralla y las cápsulas en las que fueron arrojadas por los aviones sobre las localidades georgianas de Gori y Ruisi. El jefe adjunto del Estado Mayor ruso, Anatoli Nogovitsin, lo desmintió ayer diciendo que «no hemos recurrido a las bombas de racimo por que no era necesario. Son todo mentiras preparadas de antemano».
Personalmente, opino que la situación puede llegar a ponerse muy negra si a Rusia se le hinchan los huevos.