eltamiz escribió:Como puedes ver, muchos objetos que anteriormente tenían sus propios nombres (asteroides, cometas, etc.) ahora se engloban en esta definición. Y es que la separación (que se sigue empleando, aunque no sea oficial) entre un asteroide y un cometa, por ejemplo, es difusa. Tradicionalmente, un cometa era un objeto que, al acercarse al Sol, exhibía una coma y a veces una cola. Hablaremos de cometas más adelante en la serie, pero puedes ver el problema — si, para saber si algo es un cometa o no, tenemos que esperar a que se acerque al Sol… ¿qué pasa si nunca lo hace? ¿sólo los que se acercan lo son? Como digo, se siguen diferenciando unos de otros, pero oficialmente son todos cuerpos menores. Incluso “asteroide” se ha ido reemplazando, poco a poco, por “planetoide”, porque se ha considerado tradicionalmente como asteroides sólo a los que orbitan interiormente a la órbita de Júpiter (no habíamos visto muchos otros al principio), pero ahora hay una miríada de objetos más lejanos, y ¿qué nombre darles entonces? En mi opinión, cuerpos menores basta, pero para gustos, colores.
Todos los objetos del Cinturón de Asteroides, menos uno, son cuerpos menores. Se trata de multitud de objetos muy pequeños, sin la suficiente masa como para redondearse debido a la gravedad… excepto, claro está, 1 Ceres, que ocupa el siguiente escalón de la clasificación.
Ese escalón es el de los planetas enanos:
objetos que orbitan el Sol y sí tienen la suficiente masa como para alcanzar una forma elipsoidal debido a la gravedad, que han alcanzado el equilibrio hidrostático… pero que no han “limpiado” su órbita de otros objetos de manera razonable. Pero ¿qué diablos quiere decir esto, y a qué se refiere con “razonable”?
Cuando un objeto tiene la suficiente masa, o bien absorbe a través de colisiones la de la mayor parte de los objetos de su órbita, o bien los perturba debido a su acción gravitatoria de modo que la mayoría de esos objetos abandonan su órbita, o bien se convierten en sus satélites. Sin embargo, un cuerpo pequeño no tiene la suficiente masa para desarrollar tanta influencia en su órbita, de modo que viaja alrededor del Sol junto con muchísimos otros cuerpos, tal vez más pequeños individualmente, pero mayores que él todos juntos. Y ahí está la clave: un planeta enano puede ser el más grande de su barrio, pero todos los demás juntos “le ganan”, de modo que no es sino uno más.
1 Ceres es un claro ejemplo de este caso: como dijimos en el artículo anterior, un tercio de la masa total del Cinturón es Ceres. Pero claro, esto quiere decir que, si observas esa órbita alrededor del Sol, un 66% de lo que hay ahí no es Ceres. Por eso 1 Ceres no es un planeta, sino un planeta enano. Curiosamente, casi todo el mundo acepta sin dudar que Ceres no debería ser un planeta, porque ¡hay tantísimos otros objetos en el Cinturón! Ceres no es lo suficientemente “especial” comparado con ellos para constituir un planeta… y sin embargo casi todo el mundo cree que Plutón debería ser un planeta, porque tienen la idea de que sus alrededores están desiertos y Plutón viaja alrededor del Sol solo, especial, único. Esto es absolutamente falso, y Ceres tiene muchas más razones que Plutón para ser considerado un planeta, pero me temo que aún nos queda bastante para llegar hasta Plutón, de modo que no quiero dejarte con la miel en la boca.
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1 Ceres, planeta enano.
Los astrónomos utilizan varios parámetros diferentes que miden esta “limpieza de la órbita”, pero el más simple y empírico de todos es el discriminante planetario de un objeto, que se suele representar por la letra griega μ, y tiene una definición muy intuitiva: es el cociente entre la masa del objeto y todo lo demás que hay en su órbita. En el caso de 1 Ceres, por ejemplo, μ = 0,5, ya que Ceres constituye, como hemos dicho, un tercio de la masa total de su órbita (hay otros valores diferentes por ahí, ya que todo depende de la precisión con la que hayamos calculado la masa del objeto y la total, algo que en el caso de Ceres y el Cinturón no es demasiado afinado). El discriminante planetario de la Tierra, por el contrario, es de 1 700 000, es decir, la Tierra es un millón setecientas mil veces más masiva que todo lo demás que hay a su alrededor junto.
Bien,
el 0,5 de Ceres es muy pequeño comparado con el de cualquiera de los actualmente definidos como planetas, pero ¿qué hay de Plutón?
El discriminante de Plutón es 0,077; es decir, Plutón representa sólo el 7,7% de la masa total de su órbita, y cuatro veces menos importante que Ceres en la suya. Hablaremos de él cuando le llegue el turno, pero no hay manera racional y objetiva (que no apele a la tradición) de considerar a Plutón un planeta y a Ceres no.