Felicidades por el reportaje y a los 25 años de una consola legendaria. No obstante, yo era incapaz de jugar a ese aparato. No le puse las manos encima a una hasta que a mi hermano le regalaron una pocket y, de verdad, era incapaz de meterme en los juegos con esa pantalla infumable en blanco y negro. Si me hubiera pillado más chiquitín, quizá, y pese al mérito que tiene que un hard así se poblara de tantas obras maestras me resultaba en la práctica, y me resulta, infumable.
También estoy de acuerdo en que el brutal monopolio que consiguió, por méritos propios, hizo que Nintendo viviera de lo mismo durante demasiado, demasiado tiempo.
Llevo jugando a consolas desde el 89, a arcades, desde antes siempre que podía en los bares cuando iba con mis aitas (out-run, ghouls´n´ghosts, Golden axe...) y también soy mitómano en el sentido de recordar con gran cariño aquella época y la diversión que nos producían aquellos programas, pero cuando leo que los juegos de antes eran mejores que los de ahora, ufff... no sé. Podemos hablar de cine o de música, pero los juegos no han envejecido, en mi opinión tan bien como debieran. Juegos de dificultad muy desafiante que no hacían más que esconder una realidad evidente, la mínima duración de todos y cada uno de ellos. No había un sólo juego que, de ser dominado (cosa difícil) durase más de una hora.
El recuerdo de flipar entonces no me lo va a quitar nadie, pero si hoy en día hay casi monopolio de fps (juegos que, por cierto, no me gustan) entonces no había más que plataformas clónicos.
Perdón por el desvío pero reconozco que tanto la máquina (aunque no me gustaba) como el reportaje han activado mi máquina del tiempo cerebral.