Las tres veces que me han puesto anestesia han sido un espacio en blanco completo. El único momento en que se te va la olla es cuando estás a punto de dormirte, durante unos instantes, y cuando despiertas que puedes llegar a soltar absolutas barbaridades.
En una de las intervenciones el médico entro en la habitación donde esperaba mi madre y mi mujer partiéndose la caja, por lo visto no había aún abierto los ojos que empece a pedir una pinta de Guiness con bastante insistencia.