A mi la serie nunca me terminó de cuajar. La primera temporada no estaba mal, pero cada vez se iba más hacia un tono totalmente inverosímil y rozando el ridículo a veces, y a partir de la tercera temporada ya la serie no solo era inverosímil sino también infumable. Y eso que la serie la presentó Fincher como un análisis certero, agudo e inteligente de la política americana y desde luego no me lo parecía en absoluto.
Pese a sus inverosímiles diálogos hiperbólicos y su moralina capriana-demócrata sí que me parecía un retrato inmensamente mejor la clásica El Ala Oeste. Esta HOC me pareció siempre una hermana menor, rebelde y acomplejada, de esas que albergan pretensiones de superar al hermano mayor yendo más allá (no solo pretendía retratar como hacía Sorkin sino hurgar en las partes viscosas) pero que nunca acaban de medir bien y siempre la terminan cagando.
Dicho esto, yo hubiese cancelado la serie mucho antes. Sobrevivía básicamente gracias a ese tipo de fan irredento que se lo traga todo con tal de seguir viendo en pantalla a su personaje de culto. Porque otra cosa no pero esta serie tiene el mérito de haber elevado a Robin Wright al nivel de cuasi heroína popular (eso sí, ha quedado encasillada para los restos). Que ahora salte el bombazo de Spacey no es sino una excusa perfecta para que Netflix se deshaga de ella, pensemos también que en USA la gente es muy moralista y seguro que no tardaría en lanzarse una macrocampaña vía Twitter exigiendo a Netflix despedir a Kevin Spacey si no quieren perder miles de suscriptores. Netflix ya estaría rumiando desde hace tiempo poner fin a la serie y habrán visto venir el coñazo de los próximos meses a golpe diario de hastags, boicots, artículos en prensa, polémicas, estrategias de comunicación para no quedar mal, etc... y han dicho "bufff, quita quita, corto de raíz antes de que empieza la tempestad". Eso que se ahorran.