Jason Schreier ha publicado en
Bloomberg un artículo que bien podría ser un capítulo de uno de sus libros sobre la industria del videojuego. En esta ocasión el texto habla sobre Suicide Squad: Kill the Justice League, un juego que se puso a la venta tras un largo y tumultuoso desarrollo para terminar dejando un agujero de 200 millones de dólares en las arcas de Warner Bros. Tras el fiasco y según esta información, una parte del personal de Rocksteady colabora en una versión del director de Hogwarts Legacy, mientras que los máximos responsables del estudio buscan volver a sus raíces con un juego para un jugador.
Para escribir su pieza Schreier ha entrevistado a unas 20 personas, según las cuales Suicide Squad: Kill the Justice League sufrió de un largo desarrollo y terminó fracasando por varias razones, incluyendo cambios en la visión, una cultura del perfeccionismo demasiado rígida y la apuesta por un género, el multijugador como servicio, que era totalmente nuevo para Rocksteady. Antes de Suicide Squad este estudio había entregado la trilogía Batman: Arkham, una serie de títulos para un jugador que entusiasmaron a crítica y público.
Tras el éxito comercial de la película Suicide Squad (2016), Warner Bros. canceló un juego de esta franquicia que se encontraba en sus primeras etapas de desarrollo en el estudio de Montreal. Paralelamente, Sefton Hill y Jamie Walker, cofundadores de Rocksteady, tenían ganas de trabajar en algo nuevo después de Batman: Arkham (2015) y se pusieron manos a la obra con un juego de rompecabezas multijugador con nombre en clave Stones. A finales de 2016, Hill y Walker avisaron al estudio de un cambio de planes. Stones pasaba a mejor vida y empezaban a trabajar con Suicide Squad.
Tráiler con el que se presentó Suicide Squad en 2020. En ese momento la industria del videojuego estaba obsesionada con los juegos como servicio. A pesar de que Rocksteady no tenía ningún tipo de experiencia con este modelo, los ejecutivos de Warner Bros. decidieron que Suicide Squad tenía que ser un multijugador online como servicio. Para afrontar este proyecto Rocksteady expandió su plantilla de unos 160 empleados a más de 250, un tamaño difícil de gestionar. A la falta de experiencia en los juegos como servicio se sumaron los cambios de visión por parte de la dirección y el filtro de Hill, cuyo perfeccionismo lo llevaba a revisar todo el trabajo y creaba un cuello de botella.
Debido a todos estos obstáculos (cambios en la jugabilidad, el guion...), el desarrollo de Suicide Squad: Kill the Justice League se fue alargando y los retrasos se iban acumulando. Durante la concepción del título otros de su especie, como Anthem, Marvel's Avengers y Redfall, fracasaron, pero eso no importó a Warner Bros., que seguía enviando comentarios positivos cuando revisaba el material que le llegaba. Según Bloomberg, la compañía esperaba que Suicide Squad se convirtiera en una franquicia de 1.000 millones de dólares.
Cuando Suicide Squad: Kill the Justice League se puso a la venta en febrero de 2024, los cofundadores de Rocksteady ya hacía meses que habían
dejado el estudio para fundar Hundred Star Games.