Trabajar en un cine es como todo, trabajo, y dentro de los trabajos en los que no te piden cualificación, está bastante bien, ojo, sabiendo dónde te metes.
El trabajo no es duro, en el sentido de que aunque hay momentos del día en el que hay que estar muy vivo, esos momentos no duran horas; tampoco se pasa frío, no te llueve encima, no hay que levantar pesos enormes ni requieren un esfuerzo físico ni siquiera medio.
Evidentemente, no puedes pretender entrar a trabajar en un cine y esperar que no te toque pringar los fines de semana, que es cuando se necesita a la gente.
Es un trabajo que está bien para gente joven que quiera compaginarlo con los estudios y, según las circunstancias y después de tiempo y experiencia, sí puedes plantearte hacer de ello tu oficio.
Además de acomodadores, en los cines hay taquilleros, dependientes, operadores de cabina, cada sección suele tener sus encargados, y también hay gente de mantenimiento.
De todos estos puestos, el único que se puede considerar oficio de verdad es el de operador de cabina, que requiere conocer las máquinas con las que trabajas, aunque también puede ser que estés de pasapelículas, con lo que sólo necesitas saber cuatro o cinco cosas.
El ambiente de trabajo generalmente es de gente muy joven, lo que no quita que haya de todo.
En definitiva, si lo que pretendes es ganar dinero como si fueras ingeniero y trabajar lo que trabaja un ingeniero, pues entonces busca trabajo de ingeniero, no en un cine. Lo que quiero decir es que es lo que es y, comparado con la hostelería, por ejemplo, es mucho mejor y menos duro.