Desde que era un crío jugaba a la consola sentado en una sillita tamaño niño, y la seguí usando mientras crecía porque la televisión quedaba a la altura de la vista y jugar de otra forma se me hacía incómodo (el suelo, incluso con alfombra, estaba muy duro y con una silla normal tenía que mirar hacia abajo). Estuve usando dicha silla hasta hace unos años, después de varias "reparaciones" y que el culo ya no me cabía, jeje. Ahora uso una silla normal y creo que ya me he acostumbrado, pero tengo que alejarme más de lo que me gustaría de la televisión.
Me gusta tener ordenados mis juegos en la estantería por orden de compra y no por géneros u orden alfabético. No tengo una cantidad indecente de juegos por sistema (ni tampoco tantos sistemas), así que encuentro lo que busco al instante.
En el primer Super Mario BROS me gusta entrar en las tuberías haciendo cualquier cosa para que no aparezca el sprite de Mario agachado. También en los Mario tengo que coger todas las monedas que vea, aunque me sobren las vidas (me pasa en todos los juegos donde se pueden coger cosas).
En los Megaman salto lo más alto posible al entrar en las puertas de los jefes finales para que el personaje levite mientras se mueve el scroll. También en los Megaman voy dando saltitos y aporreando el botón de disparo cuando me muevo por una superficie horizontal, haya enemigos o no.
En el Ninja Gaiden de NES, una vez he acabado con un jefe, trato de escalar hasta arriba de la pantalla y saltar cuando el contador de tiempo llega a cero para que el personaje oculte el marcador de puntos.
En los ISS de Nintendo 64 separo la mano derecha del agarre natural del mando para poder pulsar los botones de correr y chutar a la vez (con el dedo corazón sobre el botón C-abajo y el índice sobre el botón B). Sólo lo hago cuando tengo que chutar, y me parece que hago lo mismo en otros juegos aunque ahora no se me ocurre ningún otro.
Cuando en un juego hay varios caminos, siempre empiezo a explorar por el de la izquierda. Y aunque el camino me lleve al lugar donde me dirigía, vuelvo y miro qué hay en los demás. No puedo dejar un palmo de terreno sin explorar, jeje.
En los RPG's tengo que tener al menos un ítem de cada cosa. Si tengo que farmear durante horas para poder comprar todo lo que hay en la tienda antes de avanzar, lo hago. Por supuesto, todos los perecederos (objetos que curen vida y magia a la vez, por ejemplo) que no se puedan comprar no lo uso ni de coña, aunque luego me pase el juego sin usarlos.
En el NeverWinter Nights, con el inventario limitado y el límite de peso, lo que hacía era ir dejando los objetos que me encontraba en la "base", más o menos organizados por tipo de objeto. Menudo bajón me dio cuando el juego cambió de capítulo y lo perdí todo.
Desde entonces lo que hice fue vender todo lo que me sobraba, pero seguía recogiendo cualquier mierda que me encontrara.