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A principios de abril un joven llamado Tim entró en un foro sobre temas de Atari VCS y pidió si le podían hacer un hack de algún juego, propuso un concurso para que le hiciesen una portada y diseño/confección de packaging, y encima pidió que el hack se lo grabasen en un cartucho y se lo enviaran para antes del día 30.
Vaya morro ¿no? Pues la gente del foro le ayudó, Tom Scolum le hackeó el juego Donkey Kong, Shy One le hizo la portada y en AtariAge le han confeccionado el cartucho físico. ¿Y todo así de fácil, basta con pedir y que la gente te ayude prontamente? Pues relativamente, Tim hacía su llamada porque pretende pedir en matrimonio a su novia Jennifer y para ello ha maquinado un entrañable plan:
Tim tiene una de las habitaciones de su casa destinada como sala de juegos y él y su novia Jennifer se pasan horas allí jugando con cónsolas. Su idea es conectar su Atari VCS, insertar el cartucho Donkey Kong: The proposal, que Jennifer juegue y que al terminar la tercera fase del juego la chica se encuentre con la siguiente pantalla:
Por si fuera poco el packaging es tremendamente profesional, un ejemplar único e intransferible, realizado con un sapiencia y un control absoluto para reproducir exactamente la estética de los cartuchos originales de Atari. La contraportada es tremenda e incluye algunos detalles que elevan esta producción a las cotas más perfectas y sublimes con las que se puede alcanzar mediante actitud, sentimiento, reconocimiento y un saber hacer realmente perfecto. Personalmente nos quedamos con el detalle del texto relativo a los copyrights, donde además de los consabidos y habituales reconocimientos de registro a Atari y a Nintendo, se añaden las lineas:
DK ROM Hack by Paul Scolum. Cartridge produced by Albert
Yarusso and Atari Age. Box and label designed and
produced by ShyOne. We will wish you the very best!
Donkey Kong: The proposal es una de las ideas llevadas a la realidad más cercanas a la interactividad entre videojuegos y vida cotidiana, un ejercicio realmente atípico que nos parece algo usual y corriente, una pedida de mano de tres pares de cojones.
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Lo dicho, ver para creer.