--Día 1-- La aparición de Eric DravenLuna estaba en su punto más alto esa noche. El astro parecía haber tomado iniciativa y cansado de ser ignorado, esa noche habría decidido brillar más de lo que era habitual. Esa noche estaba inmensa, inundando el cielo de brillo y hermsura.
En una cueva de la zona, la niebla no opinaba igual que su compañero celeste, y hacía sombra. Más bien, parecía la capa que acompañaba a la gruta, que sería la que realmente se tragaba toda luz que intentase mostrar lo que en ella se ocultaba.
En su interior, un grupo de hombres que en ese momento hubiesen sido quemados o tratados de locos, hacían rituales para traer a la vida a alguien que ya no se encontraba entre ellos.
La Diosa Luna se tiñó de rojo, un estruendo se apoderó de la calma y un aire maligno rellenó el aire de la zona, hasta ese momento puro.
Eric Draven había vuelto de entre los muertos y esa misma medianoche se tomaron las medidas pertinentes.
De todos los que habían reunidos en la plaza cualquiera podía ser Eric Draven y cualquiera de los demás uno de los dementes que le habían traido de vuelta.
Ahora le tocaba a los aldeanos escribir el resto de la historia.