Después de 19 horas de vicio, por mi parte he llegado al final de Iris y el de Ota.
No diré cual ha sido, pero uno de los dos me tocó la fibra y me logró emocionar hasta derramar una lagrimilla, cosa que empieza a ser habitual en mí con los juegos de Uchikoshi, aunque con AI es de lejos con el que más me estoy riendo de todas sus obras.