La conferencia de Sony ha sido apabullantemente superior a la de su competidora. De hecho, microsoft la ha planificado de pena y con muchísima deshonestidad. En la primera, todo fue televisión y callados como putas con sus numerosas restricciones. En la segunda, siguen sin recular, emplean los términos más vacuos de la mercadotecnia de teletienda para, en realidad, seguir yendo a la suya.
En la de Sony desde el minuto 1 se dirigían al público, al presente y al de los ordenadores, hablaban de demos en los stands para visitar, de los vídeos que pondrán. Una función fática que despierta empatía y retroalimentación.
Han mostrado una enorme variedad de juegos. Es una feria que trata de eso y su enfoque ha sido muy directo y cercano; aparte de los dos pantallazos donde la gente aplaudía con toda la razón y el presentador sabía dónde estaba el quid de la cuestión. Ni se imponen modelos ajenos al videojugador, ni te restringe el uso de tus juegos comprados, ni te obligan al esperpento más alienante que yo jamás he visto en un electrodoméstico, como conectarte cada 24 horas o, si estás fuera, cada hora... Pero ¿quién puede tragar eso como consumidor?
Y el precio, claro está, pues no lleva de serie un Kinect obligatorio.
Microsoft va a tener que mirar muy bien si su pulso de fuerza con el consumidor crítico le servirá. Gente que teníamos la Xbox1 y 360, que disfrutamos mucho con la primera y la defendimos por ser un producto de enorme calidad, echamos pestes de esa negación de la libertad del consumidor, que paga y mucho, como para soportar estas aberraciones de la supuesta industria de ocio.
Ps4 parece que me va a permitir no bajar del mundo consoleril, encima más barata y con mejor tecnología.