Eurogamer escribió:¿Es una consola de videojuegos o un centro de entretenimiento? Días después de recibir nuestra unidad para el análisis tenemos claro que Xbox One ofrece una serie de interesantes características únicas y que su enfoque alternativo tiene cierto mérito. Pero durante las pruebas tampoco pudimos evitar preguntarnos, ¿se cumplirá ese refrán que dice que "aprendiz de todo, maestro de nada"? ¿sus características para medios marcan la diferencia? ¿realmente funcionan fuera de Estados Unidos?
El diseño y la estética de Xbox One anteponen la funcionalidad a la forma, y la máquina parece más una set-top box tradicional que no una futurista consola de videojuegos. Kinect te mira directamente cuando abres la caja, y es todo un monstruo: pesado, grande y con un cable de conexión que es más largo y ancho de lo que esperábamos, casi podría decirse que de calidad industrial. Tras él encuentras el nuevo gamepad de Xbox, el headset y el transformador de 250W - más pequeño que el de la Xbox 360 de lanzamiento, y similar en dimensiones y diseño al de la 360S.
Bajo una bandeja está la propia consola Xbox One. Las dimensiones y el peso recuerdan a los de la Xbox original, y cuando sacas la máquina de caja aprecias una mezcla de plástico brillante - que atrae bastante las huellas de los dedos - y rejillas de ventilación mate, en tres de los lados. El dispositivo es poco inspirado en términos estéticos, como si se hubiese diseñado para integrarse entre los otros aparatos que tienes bajo tu televisor. Dejando de lado algunos plásticos con efecto cromado la carcasa es casi anónima, con la excepción del logo blanco de Xbox.
En la parte posterior de la consola puedes encontrar el puerto de conectividad LAN, la entrada y la salida HDMI, el puerto Toslink y un conector dedicado para Kinect, más dos puertos USB 3.0 (que se suma otro situado en uno de los lados).
Está claro que hay mucho en esta gran caja, pero no puedes olvidar que 499 euros son un precio de categoría premium, y en nuestra opinión el mayor reto al que se enfrenta Microsoft no es la diferencia entre las especificaciones de Xbox One y PlayStation 4, sino el enorme incremento en el precio - cien euros más. No se puede desestimar la importancia de la primera impresión cuando gastas tanto dinero, porque la calidad y las sensaciones que deja el producto son la primera validación de tu compra. En este sentido Xbox One no acaba de cumplir con lo esperado.
Sustancia antes que estilo, entonces, y Xbox desde luego tiene funcionalidad por un tubo. En todos los aspectos esto es un PC en una pequeña carcasa: Xbox One tarda un más que destacable minuto y dieciocho segundos en cargar desde cero (si lo haces desde el estado de reposo el tiempo se reduce unos aceptables dieciocho segundos) una versión refinada y adaptada para la consola de la interfaz Windows 8. La máquina tampoco pierde el tiempo a la hora de integrarse en tu sistema, de hecho: enchufa tu set-top box a la entrada HDMI, dile a Xbox One qué receptor tienes y a partir de ahí la consola tomará el control de tu salón.
No te vas a deshacer todavía de los otros mandos, pero lo que de verdad nos ha sorprendido es lo bien que funcionan los controles por voz con Kinect. Navegar por la interfaz de usuario es normalmente más fácil con la voz que con el mando tradicional, porque la calidad del reconocimiento de voz está muy conseguida. La semana pasada nos impresionó la precisión de PS4 en este aspecto, pero su diccionario es mucho más limitado que el de Xbox One. Virtualmente cualquier opción importante de la UI y juego es accesible con la voz y, por lo que hemos comprobado, la precisión ronda el 90%.
De hecho, es más bien no saber qué debes decir lo que provoca la mayoría de los fallos, más que no el reconocimiento propiamente dicho. Algunos comandos requieren el prefijo "Xbox", otros no; a veces Kinect parece estar en modo de escucha, otras veces no. Existe una inconsistencia que no acaba de cuajar. Lo que sí funciona bien es que la interfaz resalta opciones específicas en color verde: cuando Kinect está en modo de escucha espera esos comandos, mientras que si el texto está en blanco Xbox One necesita que le indiques que vuelva al modo de reconocimiento.
En ocasiones parece que Microsoft esté forzando un poco la situación. Los intentos a la hora de usar comandos de voz para hacer clic en determinados enlaces o páginas específicas en Internet Explorer fallaron miserablemente, hasta el punto de dejarnos con la impresión de que esta función jamás debió implementarse. Otros comandos - subir volumen / bajar volumen, hacer scroll - consumen demasiado tiempo y limitan dónde quieres estar.
Pero en general funciona, y de forma impresionante. Eso es bueno, porque pronto te queda claro que el control por voz es necesario debido a la naturaleza arbitraria de la pantalla principal, la cual parece cambiar todo el tiempo con una cantidad limitada de cuadros que se ajustan para reflejar el uso actual. Lo malo es que implica que los elementos que no están en pantalla son más difíciles de localizar. Ocurre, por ejemplo, con las opciones de configuración: puede que no estén en la pantalla principal, así que usar la voz para dar un comando es mucho más sencillo que navegar por la interfaz con el pad.
Así pues, el control por voz se convierte en la interfaz de entrada estándar. Por un lado esto es genial, porque funciona. Pero por el otro no lo es tanto, porque la razón principal de que te empujen a usar la voz se debe a que el diseño de la interfaz de usuario no es intuitivo. Es diferente de los simples aunque efectivos menús dinámicos de PS4 (donde, pese al nombre, todo está en el lugar que debe), y aunque tienes la opción de seleccionar tus favoritos y "engancharlos" en la parte izquierda de la página principal parece que eso esté ahí para compensar la ilógica estructura de la interfaz.
Aspectos básicos del Dashboard
Mirando con perspectiva la interfaz de usuario vemos que hay tres elementos clave con los que interactúa el dash: la conexión a la televisión, los juegos y las apps. La funcionalidad real de la interfaz es bastante limitada, porque parece haber una app para todo, incluso para funciones básicas del sistema como la configuración, los CDs de audio y la reproducción Blu-ray, todo ello con su aplicación propia, además de características más exóticas como Game DVR, Internet Explorer o Skype.
Dos aplicaciones pueden residir en la memoria en cualquier momento, funcionando junto a un juego o la televisión. Es posible moverse de forma instantánea entre todo con los comandos de voz - "Xbox ver televisión, Xbox ir a configuración, Xbox ir a Forza Motorsport 5" - y funciona bastante bien. También tienes Snap, diseñado para que las aplicaciones corran de forma simultánea con la televisión o los juegos.
Aquí es donde las cosas se vuelven un poco extrañas: Snap ocupa un 25% de la pantalla en el lado derecho para que, por ejemplo, puedas ver Internet Explorer junto a un juego, pero a no ser que tengas la página configurada para trabajar en una columna de 480 pixeles de ancho es bastante inútil. La situación es más interesante cuando alguien te llama por Skype. La app está diseñada para funcionar tanto a pantalla completa como en el modo Snap, en ambos casos de forma fluida. Hay situaciones, en cambio, donde hacer snap pausa la acción del juego, lo cual va en contra de su propósito. Los rumores previos al lanzamiento que afirmaban que Snap estaba roto han demostrado ser totalmente infundados - funcionaba bien durante la beta que vimos en agosto y ahora no ha cambiado nada - tan sólo puede decirse que actualmente las aplicaciones son un poco limitadas.
Esto es lo que de momento no tenemos en Europa: Xbox One integrada perfectamente con tu set-top box, con la televisión adaptada a las características de Xbox One.
Otras áreas de la interfaz aún no se pueden probar, como por ejemplo la guía Live TV, que debería ser el centro de la visión de Microsoft para el salón. Hemos visto cómo funciona la integración en Estados Unidos en varias demos de Microsoft, pero en el momento de escribir este artículo no hay compatibilidad para el servicio de suscripción más importante de Inglaterra, Sky TV, y lo mismo puede decirse de España. Microsoft asegura que la máquina ofrecerá soporte completo en todos los países en los que se lanza la consola, pero no tenemos ni idea de los plazos y, la verdad, esto debería funcionar el día de lanzamiento. Nos han prometido una gran visión - con esto, de hecho, abrieron la presentación en Redmond en mayo -, pero la implementación deja mucho que desear.
Es una perspectiva rara para el lanzamiento, pero quizás ilustra lo enfocada que está Xbox One hacia Estados Unidos. La inclusión de la entrada HDMI asume que poseer una set-top box es la norma, ignorando que muchos televisores vienen de fábrica con decodificadores de televisión con los que las funciones de guía de Xbox One jamás funcionarán.
Entradas y salidas: HDMI y audio Toslink
La entrada HDMI es un elemento curioso y exclusivo de Xbox One, que debería funcionar con cualquier fuente. Hemos enchufado una PS3, una PS4 y una Xbox 360 sin ningún tipo de problema, comprobando en el proceso que Xbox One acepta cualquier formato HDMI - 480p, 720p, 1080i y 1080p, tanto a 50Hz como a 60Hz. La máquina ajusta la imagen para adaptarse a Xbox One, reescalando según sea necesario. Aunque puedes enchufar otras consolas, no es la mejor idea porque se añade una latencia adicional; no es grave - no lo notarás, desde luego, al cambiar canales con el mando - pero es evidente al jugar.
Quizás sea irrelevante, pero por ahora tampoco hemos visto ninguna señal del supuesto soporte 4K de Xbox One. Al enchufar en la consola nuestro PC 4K la pantalla indica una señal de 1080p, cuando ese mismo ordenador no tiene problemas en dar una señal 4K a 30Hz vía HDMI en una pantalla compatible. De forma parecida, al conectar la Xbox One a una pantalla 4K no vemos opciones para ir más allá de 1080p. Lo más probable es que se implemente más adelante, pero la interfaz HDMI 1.4a de ambas consolas de nueva generación seguramente no será compatible con una salida a 60Hz. A no ser que una casi milagrosa actualización de firmware lo solucione, parece que sólo HDMI 2.0 será capaz de proporcionar el ancho de banda necesario.
En estos momentos, de las dos consolas de nueva generación, Xbox One es la que tiene más compatibilidad con pantallas. No hay nada malo en las opciones con componentes digitales o RGB completo y limitado de PlayStation 4, pero Xbox One va un poco más allá ofreciendo soporte para componentes de nicho, hasta el punto de ser compatible con pantallas de 30 y 36-bits. También proporciona una completa herramienta de calibración para asegurar que la imagen se muestra perfectamente en tu televisor. Hasta ahora los únicos problemas que hemos tenido con Xbox One se produjeron durante el evento de Battlefield 4 en Estocolmo, pero desde entonces todo ha ido como la seda.
Al igual que PS4, Xbox One puede emitir el sonido por HDMI o SPDIF Toslink de forma simultánea - con stereo, 5.1 LPCM, 7.1 LPCM y DTS en el primer caso y LPCM stereo y DTS en el segundo. Siendo así, tienes a tu disposición los mejores formatos posibles para ambas salidas de audio.
"Xbox, ir a Forza Motorsport 5"
Hora de probar algunos juegos. Tras introducir una copia de Forza Motorsport 5 tan sólo una introducción en vídeo nos separa de la jugabilidad. Lo que vemos aquí es el intento de hacer de Xbox One una experiencia tradicional de consola "plug and play", pese a que el juego se instala desde el disco en el disco duro de 500GB, igual que en un PC. Una instalación mínima te permite empezar a jugar, con Forza 5 guiándote a través de los primeros momentos mientras el resto de la instalación de 31.76GB se instala de fondo.
El otro sujeto de nuestras pruebas, Ryse, hace más o menos lo mismo, aunque aquí no tienes acceso instantáneo. Hay una pequeña e inevitable instalación obligatoria que tarda cerca de cinco minutos en completarse antes de que puedas jugar, con los 34.94GB restantes instalándose mientras juegas. Más o menos una hora y cuarto después el lector Blu-ray deja de hacer ruido, lo cual sugiere que todos los datos ya están en el disco duro. Es bastante lento, aunque creemos que es así por el propio diseño, para que los datos del lector se copien mientras la mayor parte del ancho de banda del disco duro está disponible para el juego.
Llegados a este punto finalmente podemos comprobar lo silenciosa que es la consola cuando el procesador está a pleno rendimiento. Microsoft anunció en el pasado que la consola está diseñada para estar encendida durante diez años - el ciclo de vida completo de la máquina -, lo cual explica el tamaño del chasis. Los juegos son lo que consume más energía, y para asegurarse de que no se repita el fiasco del RROD el flujo de aire y la refrigeración son la preocupación básica de Microsoft con la carcasa. En este sentido, han cumplido con creces.
Hemos medido un pico de 125W en el consumo al jugar y 49 grados Celsius de temperatura (directamente encima del procesador), en un entorno a 23 grados - lo más parecido posible a las pruebas realizadas con PlayStation 4. Esto son 15W menos que el pico de PS4 y más o menos la misma temperatura. La diferencia está en el ruido: Xbox One es una consola notablemente silenciosa - prácticamente no hace ruido en los menús y al reproducir medios, incluso tras varias horas jugando a Ryse (curiosamente Forza 5 parece consumir 10W menos) - hasta el punto que el lector Blu-ray es significativamente más ruidoso que el ventilador, lo cual es una buena noticia para los jugadores (una vez está instalado el juego, claro), pero quizás no tanto para los usuarios que vayan a reproducir películas BD, en cuyo caso la máquina no es tan silenciosa como PlayStation 4. Esto quizás se deba a que el mayor número de salidas de aire permite que el ruido se propague con mayor facilidad.
Otras métricas son más intrigantes - en idle la máquina consume 65W con una temperatura de 35 grados Celsius, mientras que en reposo el consume cae hasta cerca de 19W. Volver a cargar el sistema tarda 18 segundos y puedes - en teoría - regresar directamente al juego. Este proceso tarda unos dos segundos y medio, pero por ahora es bastante inestable: hemos sufrido varios cuelgues y numerosos reinicios. Es una pena, porque la posibilidad de pausar el juego, apagar la consola y volver a la acción en apenas veinte segundos es una opción francamente interesante. Siendo justos, de momento esta función está catalogada como "beta", así que esperamos que mejore con el paso del tiempo.
Con Forza 5 y Ryse instalados en el disco duro, junto a otros títulos de lanzamiento, nuestra mayor preocupación está en la gestión del almacenamiento. Aquí es donde las cosas se vuelven un poco raras: no hay una vista general que te diga el espacio libre en el disco ni una opción centralizada para borrar ítems. Tampoco parece haber un acceso directo a las partidas guardadas, porque junto con los clips DVR se sincronizan con la nube. Es peculiar que en el sistema operativo para consolas más ambicioso de la historia el jugador parezca estar más alejado que nunca del contenido. En muchos aspectos es también una máquina cerrada, más incluso que Xbox 360: al igual que en PlayStation 4 resulta imposible reproducir tus propios ficheros de vídeo, por ejemplo.
Aunque Kinect viene incluido en la caja, el pad es el protagonista absoluto para los juegos. Es una clara evolución del diseño existente para Xbox 360, pero aunque nos encanta la vibración en los gatillos y el d-pad mejorado, no nos convence la posición de los bumpers.
Kinect 2.0
Es fácil descartar el regreso de Kinect como un gran faux pas por parte de Microsoft. Tras su exitoso estreno - el lanzamiento más exitoso de la historia en términos comerciales para un dispositivo de electrónica de consumo - el apoyo de software empezó a reducirse muy rápido, y títulos clave como Fable: The Journey o Kinect Star Wars no generaron mucho interés. Kinect no tiene atractivo para los jugadores hardcore, que lo ven como un aparato fallido y totalmente desacreditado como interfaz para jugar, reducido a poco más que un micrófono para funciones de control por voz.
Microsoft es consciente de esto tanto como los propios jugadores, desde luego, pero aún así tenemos aquí una cámara nueva, mejorada y, sí, más grande que, curiosamente, tiene un trípode debajo. Al igual que su predecesor, el nuevo Kinect tiene refrigeración activa, con un pequeño ventilador en la parte posterior.
Como cabría esperar las especificaciones han mejorado ostensiblemente: el campo de visión es mucho más grande (hemos podido utilizarlo sin problemas en la mesa de la oficina de Digital Foundry) y hay nueva tecnología, como un feed de infrarrojos junto a los datos de profundidad y RGB. La documentación filtrada de Microsoft sugiere una mejora de 30ms en la latencia, lo cual debería acercar la respuesta a la estándar de un pad (la latencia del movimiento humano, en cambio, es un problema mayor). Se puede hacer tracking de más esqueletos, se ha mejorado el reconocimiento de usuarios y, tal y como hemos discutido antes, el control de voz juega en otra liga. También tenemos la promesa del análisis biométrico, con la posibilidad de que los desarrolladores de juegos detecten el latido de tu corazón en función de pequeños cambios en la tonalidad de la piel.
kinect
Grande y pesado: así es el nuevo Kinect. Incluso el cable de conexión parece casi de calidad industrial. La funcionalidad ha mejorado muchísimo respecto a su antecesor, y su uso en la interfaz es por lo general bastante impresionante.
Pero... ¿dónde están los juegos? Lo curioso es que no hay ningún título destacado para Kinect en el lanzamiento, ninguna killer app que redima al dispositivo de cara a los usuarios hardcore, esos que definen el éxito del lanzamiento de una consola. Incluso Kinect Sports Rivals ha sido retrasado, con tan sólo una demo "pre-temporada" disponible en Xbox Live. Es un evento único con un clon de Wave Race, que tampoco ofrece pistas sobre cómo ha mejorado la tecnología - la naturaleza de sus saltos sobre el agua hacen que sea una experiencia tolerable con la latencia. Hemos visto demos bastante impresionantes con buena respuesta por parte de Kinect, pero en el lanzamiento no hay nada que justifique el caro añadido para los juegos. Con un soporte para juegos bajo mínimo - incluso por parte de Microsoft - no podemos evitar preguntarnos qué puede ofrecer a los jugadores.
Por supuesto, para Microsoft Kinect es mucho más que los juegos, porque es un elemento vital en la integración de Xbox One en el salón, y también hay algunos detalles curiosos. La integración con las videollamadas de Kinect son impresionantes, con zooms y movimientos que siguen al jugador, y el reconocimiento y cambio de logins es muy preciso. El mando de Xbox One tiene un emisor IR integrado, lo cual combinado con el tracking de esqueleto permite a la consola saber quién está usando el mando. De forma parecida, el control de voz tiene un tracking de posición, con lo cual los comandos hablados se pueden enlazar a cada jugador.
Lo que tenemos ahora es un discreto sistema que generalmente funciona, y que obviamente es una parte natural de la visión de Microsoft para el salón, pero que casi no tiene interés para el público tradicional de Xbox 360. Tiene funciones que se agradecen y solucionan muchos de los problemas de su predecesor, pero no justifican el alto precio de Xbox One. No por ahora, al menos.
Un vistazo rápido a la demo de Kinect Sports Rivals disponible el día de lanzamiento. Aquí podéis ver un análisis del modo individual y a pantalla partida.
Conclusiones: ¿el futuro del entretenimiento doméstico?
Normalmente terminamos nuestros análisis de hardware con un veredicto, pero la verdad es que no hemos tenido suficiente tiempo para sacar conclusiones más allá de las pruebas e impresiones que habéis podido leer aquí. Mientras escribimos este artículo Microsoft sigue actualizando las características y las apps de cara al lanzamiento, y tenemos la impresión de que el desarrollo de las aplicaciones en particular va a llegar muy justo. Nos hubiese gustado probar el equivalente de Microsoft al sistema de descarga "PlayGo" que vimos en PlayStation 4, pero no había nada disponible para su compra en la tienda de Xbox One.
Sin embargo, lo que queda claro tras pasar un tiempo con esta consola y con su máxima rival es que ambas máquinas tienen objetivos muy diferentes en mente. Sony ha cumplido con su visión de ofrecer una gran potencia dentro de una pequeña consola, y aunque la PlayStation Camera no es exactamente rival para Kinect, sí tiene cubre las funciones básicas, siendo un extra opcional que mantiene un precio más reducido.
La visión de Microsoft es muy diferente, apostando por un mercado más amplio que no necesariamente es el de los jugadores hardcore. Su desea es usar la potencia de la consola para potencialmente revolucionar la forma en la que interactuamos con el entretenimiento del salón. La compañía de Redmond está apostando a que cuando lo probemos ya no daremos marcha atrás. Es una jugada arriesgada, pero el factor clave es que buena parte de estas funcionalidades revolucionarias aún no cumplen con su cometido, y el diferencial de precio con PlayStation 4 sí está ahí.
Hay buenas ideas, desde luego, pero sólo hemos podido ver un pequeño destello de lo que es capaz esta máquina. Funciones como resumir un juego desde reposo son inestables, y la experiencia principal con medios - la integración completa con la televsión - todavía no funciona fuera del mercado principal de Microsoft. Llegará, pero no tenemos ni idea de cuando. Lo que tenemos, más allá de algunas cosas interesantes, es básicamente una consola, cuyas posibilidades han quedados demostradas pero que sigue siendo significativamente más cara que PlayStation 4.