Lo que más me enerva de esta gente elitista, pedante y cerrada es la manera en la que alardean de su ignorancia y a la vez se quedan con la sensación de "qué culto y elocuente soy", cuando lo que están haciendo es infectar con sus prejuicios al ciudadano medio lector de sus artículos.
Y es que el cómic, afortunadamente, no es literatura, por mucho que nos empeñemos en encuadrarlo dentro de este arte. Digo afortunadamente, porque para literatura ya está la literatura y el cómic aporta algo nuevo y en su evolución se puede apreciar que es precisamente eso lo que pretende: desde aquellos dibujos, a principios del siglo XX, cuya misión era solamente ilustrar el texto que tenían al pie hasta el cómic de hoy en día, el género se ha ido renovando para independizarse y apartarse de la ortodoxia de otras artes.
Todo esto, por supuesto, no le roba un ápice de calidad artística al cómic. Puede que no suela entrar en filigranas con la palabra, pero ya hemos dicho que esto no es literatura; su riqueza reside en la conjugación de ilustración y texto y en la riqueza de contenidos, no está carente en absoluto de los valores estéticos que requiere el arte. Arte, también, es la expresión de lo humano y aquí el cómic cumple de sobra abarcando, en todos sus géneros, desde los más profundos temas existenciales, políticos, sociales y religiosos hasta los más primarios instintos de violencia y sexuales, pasando por lo cotidiano del amor, la amistad o las relaciones sociales entre adolescentes.
Si este señor ha leído Tintín (cosa que dudo) y no ha apreciado la sátira social de muchos de sus tomos, el detallismo de la saga lunar, el conformismo nostálgico de "Tintín y los Pícaros", el canto a la amistad de "Tintín en el tíbet" y un largo etc; si ha visto Up y no ha reído y sufrido a la vez al ver precipitarse toda una vida, desde la infancia hasta la muerte, ante sus ojos en cinco minutos, realmente no merce estar escribiendo acerca de ningún tipo de expresión artística en ningún tipo de publicación, porque no ha comprendido que el arte evoluciona, que aparecen nuevos tipos de expresiones y que lo que las une a todas no es el elitismo ni la pedantería sino el gusto estético, lo que subyace bajo la forma (y que hay que esforzarse por buscar) y, sobre todo, lo humano.