Las palabras de Ono se suman al continuo declive de Capcom durante el último año. Aunque los datos financieros publicados en septiembre mostraban un aumento general de ingresos, en la división de juegos cayeron hasta la mitad. Los títulos DmC: Devil May Cry y Lost Planet 3 (ambos desarrollados por estudios occidentales) consiguieron ventas muy pobres. Tampoco se salvó la última entrega de uno de los buques insignia de la empresa, Resident Evil 6, que cayó muy por detrás de su previsión de 7 millones de unidades.
La compañía achaca las malas cifras principalmente al cambio generacional del mercado de las consolas, pero también reconoce que no ha sabido mantener ni un ritmo adecuado de lanzamiento ni buenos niveles de calidad del contenido descargable (DLC) para sus títulos. "Si los DLC que estamos ofreciendo a los usuarios se consideran poco interesantes nada más lanzarlos, no habrá ningún negocio que continuar," comenta Haruhiro Tsujimoto, COO de Capcom.
Tras una gran reestructuración de personal en Capcom US en septiembre, la división europea de la compañía anunció a principios de este mes otra importante reestructuración. Casi la mitad de los empleados de Capcom Europe podría enfrentarse a "redundancias". Actualmente, Capcom solo cuenta con 152 millones de dólares operativos, una cifra muy pequeña para una compañía que se debe enfrentar a una transición entre generaciones de consolas.
Tsujimoto ha declarado que, además de las reestructuraciones de plantilla, el futuro de Capcom pasa por tres medidas concretas. El COO asegura que no se volverá a subcontratar estudios de desarrollo externos, se explotará más firmemente el mercado de los DLCs en grandes títulos y se diversificará el desarrollo hacia juegos para dispositivos móviles y online.
