Según el tribunal aunque las expresiones se formularan como imputaciones delictivas, de su contexto se infería que no tenían por objeto la imputación de un delito, sino la crítica de sus remuneraciones como causa de enriquecimiento injusto a favor de la Sociedad de gestión; así, a pesar de la gravedad de las palabras utilizadas, estas no son suficientes para desvirtuar la prevalencia de la libertad de expresión atendiendo al contexto de fuerte discusión social, nacional e internacional existente sobre el tema y a la falta de alusiones personales. Esperemos que el resultado ayude en el otro juicio pendiente que queda en el Supremo por un caso similar.
En cuanto a la reacción de la SGAE, sigue manteniendo un perfil bajo tras su escándalo de corrupción y ha afirmado que la sentencia es un hecho del pasado y que en estos nuevos tiempos la entidad aspira a mantener una relación cordial con todas las instituciones y colectivos. ¿Estaremos ante el fin de una era?
¿Antes no? [+risas]
Para cuando puedo volver a buscarlos por su nombre ("ladrones") en google?
Y supongo que, por analogía, se le podrá llamar lo mismo a aquel por cuyas venas corrían litros de alcohol.
Gran victoria. Un saludo
¡¡LADRONES CORRUPTOS!