Por un lado, el dispositivo se sitúa en el tope de la gama alta por sus especificaciones técnicas, con su pantalla Full HD de 5,2" o su procesador Snapdragon 800 y, por otro, trata de innovar en diseño y ergonomía para diferenciarse de la competencia.
Comenzando por el final, lo que más destaca de su diseño es la ubicación de los botones de control en la parte trasera del dispositivo. LG afirma que con teléfonos de gran pantalla se facilita su uso, siendo la opción más cómoda para usuarios diestros y zurdos, evitando también con ello las caídas accidentales.
Pero la ausencia de botones en la parte frontal llega al punto de no incluir físicamente los típicos botones Android, que en su lugar se dibujan en la pantalla. Gracias a ello las dimensiones totales (138,5×70,9×8,9 mm) no se diferencian mucho de las de otros smartphones con menor diagonal, como el Samsung Galaxy S4 (136,6×69,8×7,9 mm) o el HTC One (137,4x68,2x9,3 mm), teniendo además en cuenta que su batería es de gran capacidad (3000 mAh).
En el apartado de hardware, la pantalla es True-IPS y cuenta con Graphic RAM para reducir el consumo con imágenes fijas, lo que incrementa la duración total de la batería en un 10% según LG. El procesador, un Qualcomm Snapdragon 800 quad-core a 2,26 GHz, viene acompañado de la nueva GPU Adreno 330, 2GB LPDDR3 800MHz y 16 o 32 GB de almacenamiento (ampliable mediante microSD).
Completan las especificaciones cámaras frontal (2.1MP) y trasera (13MP), esta última con estabilizador óptico OIS y flash LED, conectividad 4G LTE y Android 4.2.2. Por el momento no conocemos el precio al que saldrá al mercado, pero esta vez LG planea un lanzamiento global a través de más de 130 operadoras, estando previsto durante las próximas ocho semanas.
