Hace unos días la consultora Forrester publicó un
estudio sobre el estado de la banda ancha en la Europa occidental (UE15, Noruega y Suiza). Los resultados son preocupantes, ya que aunque en el último año en España el número de conexiones de banda ancha ha crecido a la par que ha disminuido sus precios, todavía estamos lejos de nuestros vecinos europeos. En concreto el precio español es el tercero más caro, por detrás de Noruega y Portugal, y el crecimiento de conexiones el penúltimo sólo por delante de Grecia.
Ante este panorama, la criminalización de Internet y el intento de imposición de cánones en las líneas de banda ancha no parecen ser la mejor estrategia para salir de esta situación.