El trastorno por videojuegos se caracteriza por una adicción persistente o repetida a los juegos online (mediante Internet) u offline, manifestada por: 1) la falta de control sobre el juego (por ejemplo, inicio, frecuencia, duración, intensidad, finalización, contexto); 2) aumento de la prioridad dada al juego hasta el punto de que el juego tiene preferencia sobre otros intereses vitales y actividades diarias; 3) continuación y escalada del juego pese a la ocurrencia de consecuencias negativas.