En ARK: Survival Evolved los jugadores despiertan desnudos y con hambre en una misteriosa isla junto a un grupo de personas. Para sobrevivir será necesario cazar, cosechar, construir un refugio para protegerse, fabricar objetos o investigar tecnología. Una de las características que ha permitido destacar a ARK ha sido la introducción de dinosaurios y otras bestias prehistóricas, incluyendo a grandes criaturas que pueden ser domesticadas, entrenadas y montadas.
Para sobrevivir lo primero que se debe hacer es comer y beber. En ARK los alimentos tienen diferentes valores nutricionales y todas las acciones así como el clima, el vestuario o el ciclo de día y noche modifican el consumo de energía. Otro de los pilares para salir adelante es la fabricación de equipos cada vez más completos y la construcción de refugios. El título se desarrolla en un mundo persistente con decenas de jugadores por servidor y donde la muerte es permanente.
El mismo 29 de agosto los jugadores de consola recibirán de forma gratuita Ragnarok (ya disponible en PC), un mapa de 144 kilómetros cuadrados que combina los biomas de La Isla y Tierra Chamuscada (la primera expansión del pase de temporada). Además de recursos y nuevos diseños, Ragnarok incluye nuevas criaturas y posibilidad de construir plataformas en árboles entre otros elementos.
ARK: Survival Evolved llega PlayStation 4 y Xbox One en tres ediciones. La estándar se vende por 69,99 euros, la Explorer añade el pase de temporada (que promete contenido para este año y el siguiente) por 109,99 euros, mientras que la destinada a los coleccionistas se despacha por 179,99 euros a cambio de incluir todo el contenido anterior junto a una agenda de explorador de cuero artesanal, un collar de ARK, un mapa de tela de la isla, la banda sonora y un cofre.
El coste del juego base no ha estado exento de polémica, después de que Studio Wildcard doblase el precio de la versión para PC (paso de 29,99 euros a 59,99 euros) pocas semanas antes del lanzamiento en tiendas para consolas.
