El culebrón que relaciona a Vivendi y la industria del videojuego no parece que vaya a terminar pronto. La saga se puso en marcha cuando
en 2013 Activision se independizó del gigante francés propietario de Canal+ o Universal Music Group y un año después
nos enterábamos de la lucha de poder que habían librado con el influyente Bobby Kotick, pero el
siguiente movimiento dejaba claras las intenciones de Vivendi: hacerse con el control de Ubisoft.
El director de la desarrolladora y distribuidora Yves Guillemot declaraba entonces que la inversión en el 10% de la compañía que puso en marcha con sus hermanos no había sido solicitada ni bienvenida y poco después acudía al gobierno canadiense pidiendo ayuda para detener la aproximación de Vivendi, que al
vender las acciones que retenía de Activision en enero ponía en marcha una maniobra para hacerse con Gameloft, la división para móviles de Ubisoft.
Hoy este movimiento hostil da su fruto para Vivendi y el estudio, uno de los pioneros en la aproximación a los móviles como dispositivos de entretenimiento modernos, está ya bajo su control a través de una mayoría de las acciones que les permitirá reemplazar al comité de dirección. Según
varias fuentes cercanas a la compañía, su director Michel Guillemot abandonará su puesto de inmediato para pasar a proporcionar su apoyo a su hermano y tratar de bloquear la adquisición de Ubisoft, de la que Vivendi
controla ahora ya casi el 18%.
La eventual adquisición de Ubisoft podría no ser perjudicial para la compañía
según algunos analistas expertos, dada su actual situación en la que a pesar de contar con un peso cercano al de los gigantes como Activision Blizzard o EA, depende excesivamente del éxito de títulos de sus franquicias clave (y sabemos que algunas como Assassin's Creed tardarán en volver). Sin embargo, dada la omnipresencia de la dirección de los Guillemot desde su fundación, parece difícil hacer predicciones sobre un futuro distinto al planeado por
la familia francesa.