El futuro de Smach Z, una consola portátil española que nació gracias a la financiación colectiva y cuyo objetivo era llevar la biblioteca de Steam a cualquier lugar, parece sentenciado. Así lo ha reconocido Daniel Fernandez, director ejecutivo y fundador de Smach Z, que en un mensaje a la comunidad ha sido bastante claro sobre la situación de su compañía: han perdido la inversión privada que sostenía el proyecto y pronto podrían entrar en bancarrota. En consecuencia, la entrega de la consola difícilmente se producirá. Tampoco los reembolsos.
En su mensaje, Fernandez identifica las tres grandes razones que han llevado al proyecto Smach Z a una situación límite. Primero, la pandemia de COVID-19 golpeó a la compañía cuando estaban puliendo los últimos detalles de la producción y se vieron obligados a cambiar de socio, de China a España. También aplicaron un ERTE y solo han quedado entre 3 y 5 trabajadores. Segundo, el dispositivo no logró superar el proceso de certificación marcado CE, un problema que en opinión del directivo es de fácil solución pero que llegó en un mal momento.
Por último, las primeras 200 unidades producidas presentaron fallos relacionados con la batería que no han podido ser solucionados. A todos estos traspiés hay que sumar las constantes demoras en la entrega de la consola y el hecho de que el proyecto aún no había generado ingresos claros. En consecuencia, la inversión privada se ha marchado.
El resumen del viaje y situación actual de Smach Z lo ofrece el propio Fernandez: "el proyecto era mucho más ambicioso que el presupuesto que estábamos gestionando". El ejecutivo reconoce el fracaso, pero garantiza que todo el dinero se ha destinado a cubrir los costes del proyecto. La empresa ha sido auditada por una entidad externa y recibido ayuda pública, así que ha pasado por diversos controles. Fernandez afirma que sus inversores han perdido más dinero del que han recaudado en las campañas de crowdfunding.
¿Y los reembolsos? A lo largo de estos años Smach Z ha reembolsado el dinero a aquellos patrocinadores que lo han pedido, pero esto ha sido así gracias a la inversión privada. Sin embargo, desde hace meses la compañía no puede afrontar ningún reembolso más. En caso de que Smach Z se declare en bancarrota, se liquidarán todos sus activos y el dinero obtenido se destinará a cubrir reembolsos. Llegados a este punto, existirán prioridades y los clientes que hicieron su pedido en la web oficial serán los primeros en recibir un reintegro.
Inicialmente conocida como SteamBoy y promocionada como una Steam Machine portátil (allá por 2014), Smach Z salió adelante gracias a campañas de financiación en Kickstarter, Indiegogo y la propia web oficial de la consola. Posteriormente llegó el capital privado. A lo largo de los años la fecha de entrega de las primeras unidades se ha ido posponiendo y a día de hoy ninguno de los patrocinadores ha recibido su Smach Z. Difícilmente la consola será una realidad, aunque Fernandez afirma que aún no ha perdido toda la esperanza.
En su mensaje, Fernandez identifica las tres grandes razones que han llevado al proyecto Smach Z a una situación límite. Primero, la pandemia de COVID-19 golpeó a la compañía cuando estaban puliendo los últimos detalles de la producción y se vieron obligados a cambiar de socio, de China a España. También aplicaron un ERTE y solo han quedado entre 3 y 5 trabajadores. Segundo, el dispositivo no logró superar el proceso de certificación marcado CE, un problema que en opinión del directivo es de fácil solución pero que llegó en un mal momento.
Por último, las primeras 200 unidades producidas presentaron fallos relacionados con la batería que no han podido ser solucionados. A todos estos traspiés hay que sumar las constantes demoras en la entrega de la consola y el hecho de que el proyecto aún no había generado ingresos claros. En consecuencia, la inversión privada se ha marchado.
El resumen del viaje y situación actual de Smach Z lo ofrece el propio Fernandez: "el proyecto era mucho más ambicioso que el presupuesto que estábamos gestionando". El ejecutivo reconoce el fracaso, pero garantiza que todo el dinero se ha destinado a cubrir los costes del proyecto. La empresa ha sido auditada por una entidad externa y recibido ayuda pública, así que ha pasado por diversos controles. Fernandez afirma que sus inversores han perdido más dinero del que han recaudado en las campañas de crowdfunding.
¿Y los reembolsos? A lo largo de estos años Smach Z ha reembolsado el dinero a aquellos patrocinadores que lo han pedido, pero esto ha sido así gracias a la inversión privada. Sin embargo, desde hace meses la compañía no puede afrontar ningún reembolso más. En caso de que Smach Z se declare en bancarrota, se liquidarán todos sus activos y el dinero obtenido se destinará a cubrir reembolsos. Llegados a este punto, existirán prioridades y los clientes que hicieron su pedido en la web oficial serán los primeros en recibir un reintegro.
Inicialmente conocida como SteamBoy y promocionada como una Steam Machine portátil (allá por 2014), Smach Z salió adelante gracias a campañas de financiación en Kickstarter, Indiegogo y la propia web oficial de la consola. Posteriormente llegó el capital privado. A lo largo de los años la fecha de entrega de las primeras unidades se ha ido posponiendo y a día de hoy ninguno de los patrocinadores ha recibido su Smach Z. Difícilmente la consola será una realidad, aunque Fernandez afirma que aún no ha perdido toda la esperanza.
Una verdadera lástima ya que después de todo el tiempo, hubiera sido genial que se lanzara.
Yo la probé en su día en el Tokyo Game Show (todavía tengo los calcetines promocionales de Play Everywhere) y me gustó lo que probé.
Me gustaba más que los clones de Switch que hay por ahí.