Responsable de obras seminales como Dr. Slump y Dragon Ball, Toriyama saltó a la fama en su país natal a comienzos de los 80 tras varias historietas fallidas y alcanzó status de leyenda nacional muy poco después con las aventuras de Goku, serializadas en formato tankobon por el semanario Weekly Shonen Jump y convertidas en la serie de televisión que acabó por convertirlo en un icono de talla mundial, acompañando en el panteón a su admirado Osamu Tezuka.
La talla de Toriyama en 1983 ya era lo suficientemente considerable como para ser entrevistado en la televisión japonesa.
Coincidiendo con el éxito de Dragon Ball, Toriyama se embarcó allá por 1986 en su primera aventura como diseñador de personajes para la industria de los videojuegos, participando en la creación del primer Dragon Quest. Fue una carrera que compaginaría durante décadas con su faceta como mangaka y guionista, que prosiguió sin descanso en franquicias como Tobal y Blue Dragon mientras daba a luz a obras como Go! Go! Ackman, Sand Land (recientemente adaptado a videojuego) y Jaco the Galactic Patrolman entre numerosas historias cortas y colaboraciones.
Conocido por su sentido del humor, amor por la velocidad y una acentuada timidez compartida con otros mangakas de su generación (prefiriendo representarse con un avatar enmascarado), Toriyama deja mujer y dos hijos. También un legado que seguirá inspirando a nuevas generaciones de mangakas y una legión de fans que llorarán la pérdida del que fue (y seguirá siendo) uno de los mayores artistas japoneses de las últimas décadas.