De acuerdo con Automotive News, España deseaba invertir la mitad de su presupuesto de más de 11.000 millones de euros en la producción de chips de menos de 5 nm. Estos planes se fueron al traste después de que Alemania fuera escogida por Intel para construir una nueva fábrica y de que "un gran fabricante estadounidense" se retirara de las conversaciones que mantenía con el ejecutivo español como consecuencia de las subvenciones anunciadas por Joe Biden para aumentar la producción en Estados Unidos.
De confirmarse, esta noticia dejaría a España lejos de cualquier papel de liderazgo en la producción de chips basados en procesos avanzados, aunque no todo serían malas noticias: los procesos más maduros son vitales para la industria automovilística, de gran peso en la economía nacional. Cualquier nueva planta no llegaría a tiempo para capear la actual crisis, que está paralizando de forma intermitente las cadenas de producción de numerosos fabricantes de automóviles, pero serviría para reforzar la cadena de suministro a medio plazo.
Apostar por los chips menos avanzados también sería una opción más realista para España, puesto que como indica el periódico, el país carece del ecosistema de proveedores y profesionales necesario para atraer inversiones de alta tecnología en el mercado de los semiconductores.
Según las fuentes de Automotive News, la gran ambición de España es firmar un acuerdo con Samsung, que el año que viene podría decidir dónde levantar su próxima fábrica. No faltarán rivales. Uno de los más duros será Países Bajos, que ya está manteniendo conversaciones con el presidente surcoreano y tiene la importante ventaja de ser el hogar de ASML, fabricante de máquinas de fotolitografía críticas para la industria.