Según indica Voz Pópuli en su sección de economía, el convenio para la contratación precomercial de servicios de I+D aspira a "dotar a la Guardia Civil de soluciones innovadoras que respondan a los retos tecnológicos específicos permitirá incrementar la protección y seguridad en el medio rural. Esto es debido a que, en el medio rural, debido a su extensión y, en algunos casos, aislamiento, no es posible desplegar contingentes de agentes en número suficiente bajo ciertas situaciones excepcionales".
Si bien la defensa del medio rural es uno de los ámbitos de actuación de la Guardia Civil, donde no cuenta con suficientes efectivos para mantener una vigilancia constante, resulta notable el hecho de que el documento también señala "eventos multitudinarios", llegando a utilizar el festival Viña Rock como un ejemplo hipotético para su despliegue.
Siguiendo esa posible utilización, la tecnología que busca el ministerio encabezado por Fernando Grande-Marlaska debería ser capaz de reconocer matrículas, detectar teléfonos móviles y reconocer personas "en el propio punto de control de acceso en la entrada al evento" con el objetivo de "proporcionar a los agentes que controlan los accesos al evento alertas para detener a personas con asuntos pendientes con la justicia".
Un detalle sorprendente de este sistema de vigilancia es que no se justifica en base a posibles actos terroristas, sino que busca la detección y aprehensión de delincuentes comunes, incluyendo los ladrones que se pueden prodigar en los festivales. Así, los agentes podrían desplegar señuelos en forma de carteras y teléfonos móviles que serían monitorizados para detectar su sustracción y detener al delincuente.
Con el este convenio se busca iniciar los trámites para el desarrollo y/o contratación de la tecnología necesaria, por lo que todavía es pronto para dar por hecho su despliegue. El sistema, en cualquier caso, debería cumplir el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea (también conocido por sus siglas en inglés GDPR), así como amoldarse a eventualidades como la monitorización de zonas y eventos que no siempre tienen por qué desarrollarse en terrenos de propiedad pública, por no hablar de las bandas y festivales que no quieren prestarse al uso de sistemas de reconocimiento fácil.