El propio fútbol el que lo está pidiendo a gritos. La tecnología ha avanzado tan rápido que en 5 segundos o menos podemos ver desde mil cámaras y a veinte velocidades el error que acaba de cometer el árbitro. Es decir, tenemos la tecnología para ver los errores cometidos al instante y no la utilizamos para revertir la situación.
En el pasado Mundial de Sudáfrica, partido Argentina - México, Carlos Tévez marca un gol en clarísimo fuera de juego. En ese estadio había un vídeo-marcador gigante colgando del centro del estadio emitiendo la repetición del gol en el que se podía ver perfectamente que la posición de Tévez era irreglamentaria. Los jugadores de México lo estaban diciendo al árbitro que mirase hacia arriba para ver que había cometido un error. Aun así, con la prueba del error encima de su cabeza, el árbitro concedió gol. Minuto 1:00 del vídeo.
http://www.youtube.com/watch?v=ReTff5jlYLYLas medidas que creo que son necesarias para que el fútbol fuera más justo serían las siguientes:
1. Chip en los balones que emitan una señal al árbitro cuando traspasen la línea de gol. Se evitarían los goles fantasma. Dificultad de implementar mínima.
2. Partidos a tiempo real (25 minutos cada parte por ejemplo). Se evitarían las pérdidas de tiempo. Dificultad de implementar mínima.
3. Dos challenges o revisiones para cada equipo (como en la NFL). Si el entrenador de un equipo cree que le han perjudicado en una jugada, lanza un pañuelo rojo al campo. Se para el partido y la jugada es revisada en un monitor por un árbitro. Si en las dos acciones tenía razón, se le concede una tercera oportunidad de revisión. Esta medida si sería más compleja de implementar.
4. Spray para marcar la posición de las barreras (ya se está utilizando en Sudamérica). El
procedimiento es simple: cuando el árbitro pita la falta señala con el spray el punto en el que debe colocarse el balón. Luego mide los 9,15 metros reglamentarios a los que debe colocarse la barrera y hace otra marca que los defensores no pueden sobrepasar. El castigo para el infractor, la tarjeta amarilla. Dificultad de implementar mínima.