Como tantos otros visitantes de la web, llevo dedicando mucho tiempo (sospecho que a veces demasiado) y dinero (nunca el suficiente, me temo) a los videojuegos. Empecé a finales de los 80 con un Amstrad CPC y mi afición me ha traído hasta aquí, con una consola de última generación y un PC capaz de mover decentemente los últimos lanzamientos. Sin embargo, hay cosas que a lo largo de mi "vida gamer" no han cambiado: las ganas de llegar a casa para probar un juego tras comprarlo, el "una fase más y lo dejo"... En cambio, hay algo que desde luego ha desaparecido: el coleccionismo.
Recuerdo estanterías de mi habitación repletas de cajas (enormes cajas) de juegos de PC: Police Quest, Swat 3, X-Wing vs. Tie Fighter, etc. Justo al lado estaba la sección de Super Nintendo con su Marios, Zeldas y compañía... Y lo mismo con Mega Drive y NES. Era un auténtico templo al ocio que no solo servía como inmejorable decoración sino que además, y lo que es más importante, me proporcionaba incontables horas de diversión frente a una pantalla.
Adelantemos el tiempo hasta hoy mismo. Tengo una modesta colección en Steam de algo menos de 50 juegos y, en cuanto a mi PS4, lo más parecido al coleccionismo son las cajas de los mandos, los auriculares y la consola que se apilan en un armario... Prácticamente todos los juegos que tengo son digitales.
Pensar en esto me ha llevado a darle vueltas al tema del coleccionismo. Todos conocemos a alguien que se dedica a coleccionar juegos de generaciones pasadas, ya no de la anterior sino de las más antiguas. Se convierten en auténticos buscadores de viejos títulos de Gameboy o de esa edición de algunos éxitos japoneses de Dreamcast que prácticamente ni llegaron a Europa. Ahora bien, ¿de verdad hay alguien "ahí fuera" completando colecciones de videojuegos actuales, con armarios llenos de cajas de PC, Wii U, PS4 o Xbox One?
Yo creo que no, o que al menos no serán muchos. Porque el coleccionismo no parece encajar con el mundo de los videojuegos actuales, al menos en mi opinión. Permitid que os lo razone con cuatro motivos:
1. Ediciones poco cuidadasNoviembre de 1990: Este humilde redactor volvía a casa de una tienda tras comprarse "Indiana Jones y la Última Cruzada" para
Compatibles. De camino, no pude resistirme a abrir la imponente caja de cartón y ojear lo que incluía: discos, manual con introducción a modo de historia, libro de claves, etc.
Noviembre de 2014: La escena se repite, pero esta vez en mis manos está
Assassin's Creed: Unity. Abro la caja y... publicidad del pase de temporada y un dibujo de la figura de la edición coleccionista.
Sirva este ejemplo para ilustrar que, en general, antes las ediciones de los juegos se cuidaban más. Poco a poco han ido desapareciendo manuales, ilustraciones, "introducciones"... para ser desterradas a las ediciones coleccionistas que, en ocasiones, podrían llamarse "ediciones para millonarios". No sé en qué momento la industria del videojuego decidió que no todos podíamos ser coleccionistas.
2. El precioDe acuerdo, quiero pasar por el aro y ser "coleccionista". Ya puedo ir preparándome para soltar bastante dinero en alguna de las diferentes ediciones que salen de los juegos (tal cantidad que en ocasiones roza lo ridículo, llegando a despistar a los compradores que quieren saber si tal traje se incluye en la edición de Gamestop, si el color de pelo gris marengo solo lo tendrán quienes reserven dos meses antes de la salida del juego o si el pony hablador tendrá que comprarse por DLC obligatoriamente).
Vamos, que si quiero coleccionar algo que sea digno de ver me va a tocar pasar por caja. De lo contrario me quedo la edición "caja de plástico sin manual ni nada para no coleccionistas".
Otra opción puede ser ir una generación "por detrás" de la industria, una opción que hace mucha gente y que nos permite disfrutar de auténticos juegazos por mucho menos precio y de otros que en su día no nos habríamos comprado pero que, varios años después de su lanzamiento, están a un precio muy asequible.
3. Lo digitalSincerémonos compañeros, abramos nuestros corazones... y nuestros Steams. ¿Cuántos juegos digitales tenemos almacenados? ¿Jugamos a todos ellos? ¿Cuántos hemos comprado solo por tenerlos? En mi opinión esto no es coleccionismo, porque falta el "cariño" que, al menos en mi caso, lleva inherente la labor de ir recopilando juegos, ordenándolos, abrir el armario para echar un vistazo a todas las cajas, etc.
Quizá soy yo, que me voy haciendo viejo, pero prefiero mi colección de 25 juegos de Gameboy bien apiladitos a los juegos digitales de Steam o los siete u ocho que ocupan el disco duro de mi PS4.
Pero claro, en su inconveniente está precisamente otra de sus ventajas: lo digital no ocupa espacio. Y tampoco podemos olvidar que, al menos en PC, los precios de estas ediciones suelen ser inferiores.
4. La nostalgiaPodrán aumentar los píxeles, los
frames por segundo o las físicas que hacen que se muevan los pechos de Lara Croft, pero las sensaciones que tuvimos con nuestros primeros videojuegos (Abu Simbel, Saboteur, Bruce Lee...) no van a poder repetirse. Quizá es debido a esto que prácticamente todo el coleccionismo de videojuegos apunta hacia lo retro. Queremos completar la colección que comenzamos cuando nuestros ojos todavía no se habían acostumbrado al medio y no dejaban de maravillarse ante prodigios técnicos como
Doom.
En fin, estas son las principales razones, desde mi punto de vista, por las que el actual mundillo de los videojuegos no invita al coleccionismo ¿Y vosotros qué créeis? ¿Realmente merece la pena coleccionar cuando se trata de videojuegos actuales?