Dejo aquí el análisis que he dejado en el hilo de puntuaciones, para que quede claro cuánto me ha flipado este juego.
Posiblemente,
el género de las plataformas es uno de los más difíciles de compaginar con una historia que tenga cierto sentido, ya que la gente no suele ir por ahí saltando de balcón en balcón ni pisando peligrosas tortugas para que se escondan en su caparazón. Saltar esta tradicional barrera es sólo una de las cosas que
Celeste hace de forma elegante pero no por ello menos magistral.
Los temas que trata el título de Matt Thorson son muy serios, y están representados de forma clara y directa, sin dejar nada a la imaginación de aquellos a los que gusta ver gigantes donde sólo hay molinos. No me gustaría comentarlos aquí, para no estropear demasiado la experiencia de quien no sabe nada de nada del título, pero es fácil ver qué tiene todo eso que ver con el hecho de escalar una montaña.
Sí que me gustaría insistir en lo relevante de algunos capítulos y algunas mecánicas, que no sólo son divertidas y originales en lo jugable, sino que
ayudan a reforzar el mensaje que quiere lanzar y casan perfectamente con la situación en la que se encuentra su protagonista, de nombre seleccionable, pero Madeline por defecto. Que se deje la opción al jugador de renombrar a la protagonista tiene cierto sentido, porque es una de esas historias en la que uno puede sentirse identificado en ciertos momentos de su vida. Es otro pequeño detalle que está muy bien pensado.
El dash es, junto con el salto, una de las dos mecánicas principales para superar la aventura
Puede resultar gracioso que después de varios párrafos no haya comentado nada del control, jugabilidad o diseño de niveles en un título de plataformas. Y no es porque no sea importante o se haya dejado de menos:
el control, aun no siendo complejo,
es perfecto y permite realizar combos verdaderamente deslumbrantes en fases avanzadas de la aventura. Si bien es cierto que, como Miyamoto demostró con Mario 64, que un personaje se controle bien en sí ya es divertido y gratificante, estamos aquí por los saltos.
Y en ese sentido todo son buenas noticias.
El diseño de niveles es algo de otro planeta, de dificultad siempre elevada pero sin resultar frustrante. Me gusta que el juego te deja claro que las frambuesas (el coleccionable de turno aquí) no sirven para nada más que para vacilar con los colegas y que conseguirlas (en teoría, todas son opcionales) sólo es cuestión de superación personal y de disfrutar del ajustado diseño.
Ayuda también el desfile de mecánicas:
unas cuantas ideas nuevas en cada mundo te mantienen alerta, refrescan la diversión y sujetan la curva de dificultad para que nunca caiga ni tampoco se dispare. Igual sí que se va de las manos un poco hacia el final, con cierto sentido narrativo, y claramente se desatan la melena en las famosas Caras B y en las infernales Caras C.
No todas las frambuesas serán tan fáciles como esta...
La estructura del juego es algo más parecido a lo visto en
The End Is Nigh que a
Super Meat Boy, no tenemos aquí pantallas individuales sino que son
mundos interconectados como en aquél. La palabra
metroidvania le queda más o menos grande dependiendo de qué mundo estemos hablando, pero esa interconexión de las pantallas casi siempre es importante.
El apartado artístico quizá no sobresale tanto como su faceta jugable, pero sin duda no resta. Mezclando elementos 3D en el mapa del mundo (algo muy útil para ver tu ascenso por la montaña) con una interfaz 2D moderna que es muy clara,
el grueso del juego recurre al denostado pixel-art, esta vez de trazos muy indefinidos, que si bien a mí me gusta y creo que le sienta realmente bien, puede no ser el píxel-art más bello que se haya visto. La banda sonora sí que está a un nivel mucho más alto, con composiciones pegadizas que acompañan tanto en momentos de tensión como en otros más relajados.
En una industria como la de los videojuegos en la que queremos los Direct para ayer, consumimos más rumores que propios juegos y conocemos los proyectos incluso antes de que se le ocurran a sus creadores, que una joya como
Celeste salte de la nada más absoluta y se cuele en tu consola de la forma que lo hace me parece algo asombroso.
10/10