Un niño, obsesionado por tener un perrito en casa, no para de insistirle a su madre para que le compre uno, y de tanto insistir al final le compra una perrita, pero su madre le pone una condición: que a la perra no la monte ningún perro, a lo que el niño le pregunta:
- ¿Y cómo hago para que no se le acerquen los perros?
A lo que la madre le contesta:
- Muy fácil, úntale un poco de gasolina justo debajo del rabo
El niño lo hace, y cuando la saca a pasear ve como un perro se acerca a la perrita, la olisquea y se va corriendo. Al poco rato aparece otro perro que se pone a olerla y también se va. Cuando ya están volviendo a casa, el niño ve como otro perro se le acerca, la olisquea y empieza a montarla. En esto que va a casa corriendo, y cuando ve a su madre, le dice:
- Mamá, mamá, a la perrita se le ha acabado la gasolina y está repostando !!!