Aquí van unos cuantos de médicos:
- Doctor, tengo tendencias suicidas, ¿qué hago?
- Págueme por anticipado, por favor...
- Doctor, cuando era soltera tuve que abortar 6 veces, y ahora que estoy casada no me quedo embarazada.
- Evidentemente, usted no se reproduce en cautiverio.
Llega un joven a una farmacia, donde le atiende una mujer de mediana edad:
- Señora, tengo un problema serio, sufro de erección permanente. ¿Qué me puede ofrecer?
La señora guarda silencio por un rato con los ojos muy abiertos y le dice:
- Pues tengo esta farmacia, un apartamento en la playa y un coche.
Entra un señor corriendo a una farmacia:
- Rápido, deme algo para la diarrea
El farmacéutico, nervioso, le da unas pastillas equivocadas y el cliente las toma y se va.
El farmacéutico se percata de su error y cuando 2 horas después llega el diarreico le dice:
- Disculpe señor, pero en vez de un antidiarreico le di un tranquilizante, ¿cómo se siente?
- Bañado en porquería... pero no me importa... me siento muy tranquilo
Yo no me fio de los cirujanos: son expertos en manejar cuchillos, se ponen máscaras para que no los reconozcan y usan guantes para no dejar huellas
- De acuerdo a los estudios realizados, le quedan 7 días de vida
- ¿Y qué puedo hacer?
- Vaya a vivir con su suegra y le parecerá una eternidad...
- Doctor, ¿qué puedo hacer para que durante las vacaciones mi mujer no se quede embarazada?
- Llevársela con usted.
"El día que nosotros gobernemos, todos temblarán" - los epilépticos
"Vayamos al grano" - el dermatólogo
- Doctor, ¿usted piensa que después de esta operación voy a volver a caminar?
- Seguro... porque va a tener que vender el coche para poder pagar la factura de la clínica
Y, para finalizar, el mejor:
En una ciudad yankee muere un eminente cardiólogo y sus amigos y familiares deciden hacerle un grandioso y pomposo funeral. En medio de la iglesia y detrás del ataúd había un gigantesco corazón todo cubierto de flores.
Terminado el acto fúnebre, el corazón se abre en dos y el ataúd, al son de una hermosa música, se desliza suavemente dentro del corazón. Una vez adentro, las dos puertas se cierran y el ataúd desaparece de la vista de los presentes, encerrado para toda la eternidad en el hermoso corazón.
En ese momento se oye la risa de uno de los amigos del difunto. Todo el mundo se da la vuelta para mirarlo y el señor se disculpa diciendo:
- Lo siento, disculpen... estaba pensando en mi propio funeral... yo soy ginecólogo