Antes del penalti estuvo ligeramente mejor el Barcelona. Cedió la pelota a un PSG que no se acababa de encontrar cómodo, no encontraba huecos, no conectaba con Mbappé y las pocas veces que se acercaban, lo hacían sin claridad, fallando incluso una ocasión clarísima (vaselina de Mbappé que deja sólo a un Icardi, que inexplicablemente falla ante Ter Stegen, efectuando un golpeo que más que un disparo a puerta, parecía un pase...). Por contra, el Barcelona cuando tenía la pelota, jugaba con bastante criterio, de manera bastante directa y con un buen juego combinativo, con Pedir bastante participativo en esas jugadas, como cuando le da a Griezzman un pase de gol, teniendo que tapar el disparo del francés Keylor Navas.
Sin embargo, el penalti lo cambia todo. Es meter gol el Barcelona y el PSG se crece, se motiva, va al ataque y al poco consigue empatar gracias a un buen gol de Mbappé, que recibe dentro del área, recorta hacia dentro y fusila a Ter Stegen por arriba, recordando a aquel recorte que hizo en el tercer tanto contra Argentina en Octavos del Mundial 2018.
Con el empate, el PSG está totalmente espoleado y pone en apuros a una zaga defensiva culé que apenas puede contener a Mbappé, quien ya empieza a gozar de espacios para trotar y vuelve loco a la zaga culé, con un Piqué desesperado que grita a sus compañeros para que estén atentos. Ter Stegen debe emplearse a fondo, desviando dos balones a corner.
A pesar de ello, ciertamente el Barcelona tuvo una ocasión a la contra, en una jugada conducida y finalizada por Griezzman, que se va por poco fuera.
En el cómputo global, mejor primer tiempo del PSG.