Confieso que prefiero dormir incómoda a despertar a mi gato si está en pose "angelito" dormido encima de mí.
Confieso que me jode mucho tener que taparme en según que sitios por llevar tatuajes en la espalda, mientras que las demás pueden ir libremente en camiseta de tirantes.
Confieso que he pasado una mala racha y ahora parecen enderezarse las cosas.
Confieso que me gusta joder a las envidiosas donde más les duele: paseándome sin bajar la cabeza por delante de sus narices, ¡ya está bien, coño!