Thrasto escribió:Quien diga que nunca ha tenido ganas de cruzarle la cara a nadie es un hipócrita de tomo y lomo, eso sí hay que acarrear con las consecuencias de los actos que perpetras sean buenos o malos.
Nunca he tenido ganas de hacer eso. Ni hipocresía ni nada, no va con mi forma de ser.
Tampoco es que nadie me haya hecho nada que merezca un enfado así de grande. O quizás es que yo lo tengo muy, muy, muy difícil para enfadarme. Cuando alguien ha hecho algo grave que no me ha gustado, se lo he dicho claramente y me he apartado de su vida.
Sinceramente, comparto lo que ha dicho Mistercho. Emplear la violencia en cuanto algo no sale como nos gustaría me parece un signo de inmadurez. Por cruzarle la cara a alguien no va a cambiar lo sucedido, así que no sé qué se busca con ello. Veo que la gente se justifica tomándolo como un castigo vengativo. Oh, han dañado mi honor, tengo que ponerle remedio. Pues en mi caso no es así. Si alguien me demuestra ser una persona que no merece la pena, lo último en lo que pienso es en vengarme. No invierto mi tiempo en personas que no están a mi altura. Es que no se merecen mi odio, es darles una importancia que no tienen.
Si un día me encuentro a mi pareja en la cama, no sé cómo reaccionaré. Pero tampoco lo saben los que dan por hecho que uno (o los dos) merecen un castigo violento. Así que partiré de lo que creo que haría. Y no es castigar. No tengo que dar una lección a nadie, no tengo que dejar claro que "a mí no me toma el pelo nadie". No tengo nada que demostrar. Mi pareja ya me ha perdido, que es mucho peor que cualquier bofetada. Y que a fin de cuentas, es lo único que está en el acuerdo al emparejarnos. Si quieres ser mi pareja, has de serme fiel. Si no me es fiel, no es mi pareja. No veo la necesidad de usar la violencia en todo esto. Creo que es más una forma que tienen algunos de intentar sentirse mejor cuando notan que los toman por tontos. De demostrar que nadie les hace daño y no recibe su merecido. Otros, sin embargo, pensamos que no tenemos que demostrar nada, que valemos mucho y no merece la pena perder el tiempo con "seres inferiores".
En definitiva, que cuando me hacen daño, no siento la necesidad de ponerme a su altura y hacer daño yo también "para estar en paz". Soy capaz de pasar de esas personas y seguir con mi vida. Son ellas las que salen perdiendo, no yo.