La que más gracia me hace recordar es una vez que volviendo a casa de una noche de fiesta me senté a esperar al autobús. Desperté tumbado en todo lo largo de la parada a las nueve de la mañana, la parada llena de gente esperando al autobús de pie, me levanté con toda la baba por el costado, me limpié un poco, hice como que me iba andando para casa, miré, vi que llegaba un autobús y me subí en él.
Otra vez me quedé dormido entre lo que me bajaba del taxi y lo que abría la puerta del portal. Me debí de sentar un segundo para recuperar el aliento tras una noche de fiesta, y después recuerdo diez minutos de quemar el timbre para que se despertase mi pobre madre. Las llaves del portal que se perdieron aparecieron al día siguiente en un cartel en el portal.
También me he quedado dormido estando de fiesta con amigos en un sofá mientras todos intentaban hablarme y me ponían música en la oreja.
En el San Fermín de 2007, tras muchas horas sin dormir, mis colegas querían ir a una piscina para darse un baño y yo me negaba absolutamente. Ellos se fueron por un lado y yo me quedé por otro. Tras intentar contactar con una amiga y no conseguirlo me fui a comer a una plaza, pedí una pizza que me vio aterrizar encima varias veces.
En otra ocasión, tras volver de fiesta a casa me quedé dormido en la cama. Ese día trabajaba, me desperté a las once y media, mi jefe me había llamado seis veces, le llamo, le digo que no voy y me pide que vaya porque quería que le comprase una historia. Fui, llegué a la una y media y mi jornada terminó a las tres. Al llegar a casa mis compañeros de piso me comentaron que si no trabajaba, les conté un poco la historia y me dijeron que habían intentado despertarme hablándome, que al ver que no respondía dieron la luz del cuarto, después subieron la persiana y me dieron unos empujones. Finalmente la chica me dijo que en un momento en el que no dejaba de preguntar le dije que no trabajaba.
En otra ocasión nos fuimos de cañas por la tarde. Al volver a casa me dio por preparar la comida del día siguiente, cogí los espaguetis y los puse en agua en la olla, con un poco de aceite. Acto seguido me fui a dormir. Al día siguiente al despertarme estaba yo algo extrañado porque me sonaba que había dejado algo sin concluir. Al llegar a la cocina para hacerme el desayuno me encuentro una nota de mis compañeros de piso echándome la bronca porque casi salimos ardiendo, dejé la olla puesta y gracias a que la ventana estaba abierta salió el humo y no murimos intoxicados. Vino el portero que se puso a llamar, se llamaron a los bomberos y al Samur, mis compañeros de piso no consiguieron despertarme para echarme la bronca por la noche.
Dormir en la playa es muy común, soy de Santander y vamos mucho a la playa, la de dormirme en el bus yendo para casa con un amigo y llegar a la última parada nos ha pasado unas cuantas veces, pero como es súper mítica, pues tampoco tiene nada de especial.
Quizá una buena de mis viajes en metro por Madrid pueda ser cuando un día con una mamada del quince me subí en el 6 (que es un metro que hace recorrido circular, vamos que nunca llega a cocheras hasta que por la noche para el metro) y me quedé dormido. En un momento me desperté y vi que quedaba una parada para la mía, de repente veo que el metro abre las puertas y me bajo a todo correr, salgo a la calle y me doy cuenta de que no es el lugar que debería ser. Vuelvo dentro, me subo para la dirección de mi casa, de repente queda una parada, de repente que vuelvo a ver las puertas abiertas, voy corriendo salgo, llego a la calle y volvía a estar en la parada que había salido antes, otra vez errónea. Ese día llegué a casa a las 12, llevaba puesta una mítica chaquetilla de chica debajo de la mía, a saber de dónde salió, cuando me vio una pareja de amigos que se quedaban a dormir en el salón de mi casa me dijeron que qué había pasado, les dije que me iba a dormir.
También me he despertado alguna que otra vez en la posición de quitarme los zapatos al llegar a casa después de una noche de fiesta. Una curiosa fue un día en el que me desperté en la cama, ya digo, de lado como cuando me quito los zapatos y después me echo hacia atrás, en esto que sabía que había llegado a casa con una tía, me despierto como a las cuatro horas de quitarme los zapatos, miro, no la veo, me levanto, voy al salón y ella se había tirado en el sofá totalmente inconsciente también...
En una ocasión, fui a Jaén a un festival folk con la novia de un amigo y unas amigas de ésta. Por la tarde subimos a un castillo que había cerca de Alcalá la Real, en esto que vi una silla, me puse a esperar que vieran no sé qué, tengo unas fotos preciosas de mi dormido, en pantalones cortos, con un gorro y totalmente vencido en la silla con el cuello hacia abajo.
Con una antigua novia que tenía, le decía que cuando roncaba (ella) era como si me arrullasen, ella se pensaba que lo decía de coña, pero es que solía dormirla haciéndole caricias por la cara, digamos que pasaba una época de estrés y que no duramos mucho.
Lo de dormir de pie, yo nunca lo he hecho, pero tengo un buen amigo que en una discoteca de Bilbao se quedó dormido de pie en mitad de la pista, se apoyaba en la peña (que la discoteca estaba petada) y se mantenía en equilibrio, unos le empujaban a un lado, otros a otro... fue bastante espectacular.
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