El cambio "oscuro" de la serie que muchos atribuyen a Namek se produce en realidad en la saga de Piccolo Daimao; mientras que la primera parte del manga está basada en relatos orientales como la Leyenda de Sun Wukung, en la segunda efectivamente se apuesta por la cultura pop.
Pero, aunque hubiese escenas más explícitas, la sangre y el gore nunca fueron la seña de identidad de la serie, como para que ahora se eche las manos a la cabeza tanta gente. Que luego por otro lado, se quejan de que hay demasiadas hostias en una película de 90 minutos de Dragon Ball (?)
Luego, tema niveles de poder, llevan siendo un despiporre desde Namek y sólo han ido a peor. La saga de Cell que tanto gusta, es en realidad una escala de pollagordeo constante, con peleas bastante malas en general (salvamos A-17 vs Piccolo y Goku vs Cell).
Es alucinante la cantidad de prejuicios que se tiene sobre esta serie con lo masificado que está su fandom. Todo lo antiguo se mitifica y sobre todo lo nuevo se pasa una lupa desenfocada; sobre todo cuando esta última película es lo mejor que se ha hecho de Dragon Ball a nivel visual y técnico desde que empezó la franquicia.