-Mi cabecita me sigue jugando malas pasadas.
-Quiero dejar todo esto atrás definitivamente... ¿ocurrirá algún día?
-Me siento afortunada por tenerlo a mi lado. Tengo muchas ganas de estar como siempre para que vuelva a tener a la chica que se merece, y no al saco de problemas que soy ahora.
-Pero así es la vida y así es como soy, y no me avergüenza admitirlo. Sé que me pondré bien, porque ya he estado así... es cuestión de tiempo.
-A veces me da miedo hacer daño a la gente que me importa. Intento controlarme, pero a veces es complicado. Por fortuna, ellos me comprenden y me ofrecen todo su apoyo.
-Es complicado despertar y darte cuenta de que sólo quieres cerrar los ojos y desaparecer. Y es más duro aún no tener un solo motivo para ello. Es muy agobiante. Por fortuna según avanza el día, empiezo a sentirme viva de nuevo, hasta encontrarme perfectamente después. Es... raro... difícil de asimilar... y el desgaste psicológico es enorme.
-¡Pero nada de ello importa! Hay que sonreír y seguir adelante. Tengo un mundo que dominar, gente a la que someter, etc.
-No sé el motivo por el que he confesado todo esto. Supongo que sé que algunas de esas personas que son importantes para mí acabarán pasando por aquí... y se merecen que comparta las cosas con ellos.
-Del mismo modo, agradezco la confianza depositada por algunos de ellos. Me hace muy feliz poder escuchar, aunque no pueda ayudar demasiado desde aquí.
-El día que vuelva a ser yo, os patearé. Igual me pateo a mí misma por ñoña. Pero tiene que ser doloroso, así que mejor no.