EL PRIMER LINCHAMIENTO A UN BANQUERO CULMINA CON EXITO.
La muchedumbre asaltó la sede central y le separó la cabeza del tronco
Un numeroso grupo de indignados, cerca de cinco mil, asaltaron ayer la sede de Bankia y consiguieron linchar a uno de sus directivos, que apenas tuvo tiempo de abrir el armero reglamentario y realizar los habituales disparos de disuasión. El ejecutivo, muy conocido entre las asociaciones de hipotecados por su desmedido afán en tramitar desahucios con una celeridad extraordinaria, fue sacado de la sede de la entidad, también con gran diligencia, y ajusticiado con una guillotina rota “pero que si le das muchas veces, al final corta”, según cuenta una de las asaltantes. El intenso fuego de cobertura que se disparaba desde una peluquería cercana al edificio permitió que el asalto fuese rápido y limpio.
Los sublevados, entre los que también se encontraban ancianos y niños de corta edad, prendieron después fuego a varios automóviles blindados y se llevaron la chatarra resultante para su venta en el mercado negro. La policía asegura, además, que los rebeldes se apropiaron de todos los bolígrafos y los calendarios de paisajes suizos.
El Gobierno teme que los linchamientos selectivos de banqueros comiencen a proliferar, ahora que los políticos son menos vulnerables desde que fueron militarizados y se les dotó de armamento pesado y vehículos de combate.
Desde la Asociación Nacional de Banca se exige que los banqueros tengan la misma protección que los diputados, y consideran insuficiente el permiso de armas de grueso calibre y lanzagranadas. El ministerio de Defensa, sin embargo, sigue denegándoles el uso de misiles tierra-aire, tierra-tierra y aire-tierra, aunque estudia concederles un permiso especial para morteros de ochenta milímetros, y ha prometido aumentarles la asignación semanal de napalm a siete millones de litros.