Txortu escribió:Quiero mi dosis diaria del diario
Aquí la tienes, ansioso, que hoy tiene miga y enjundia. Casi tres horas y media llevo.
Pues sí que me advertisteis lo del idioma, pero al final no he sacado tiempo para estudiar. Mucho trabajo y algo de pereza. Voy a tener que dedicarle mañana un par de horas para aprender lo básico.
Mi deber como buen turista es comprar una baguete y algo de queso, pero…¿dónde coño los transporto? Y me sobra 1/3 del equipaje que llevo, así que…
Día 6. Jueves 19 de abril de 2018. La Rochelle-Saumur. Una serie de catastróficas desdichas.
Antes de nada, quisiera hacer unos comentarios sobre el Hotel París, que es en el que he dormido este día, como ampliación a lo que mostré ayer:
-Tiene secador de pelo. Para mis pelos de loco es muy importante, pues es la única forma de domarlos tras la ducha. El Hotel du Theatre de Burdeos no tenía secador y me fastidió mucho.
-El WiFi va un poco lento.
-El jabón de manos y ducha es por medio de dosificadores. A mí eso me jode mucho porque soy coleccionista de botecitos de gel de hotel.
-Aunque la recepcionista de ayer no hablaba español, los dos hombres de hoy lo hablan muy bien. Uno de ellos ha estado viviendo en Venezuela.
La rutina de siempre: Me levanto, me ducho, bajo a desayunar, mango algo del buffet para luego, hago el equipaje y lo dejo en recepción. Todo normal, ¿no? Pues aquí empieza mi primera desventura del día.
Al hacer el equipaje, descubro que me faltan las llaves de la moto. Tranquilidad, que, en el peor de los casos, llevo encima un duplicado. Pero…¡no del candado con alarma! Ya me empiezan a salir los sudores fríos. Rebusco por toda la habitación, los bolsillos de la chaqueta, etc. Que no cunda el pánico. Recapitulemos cuándo las vimos por última vez. Dejé la moto aparcada, puse el candado y me vine al hotel. Por tanto, las llevaba cuando puse el candado, ¿verdad?...¡NO! El candado se pone sin la llave. Entonces la última vez segura que las llevabas fue al arrancar la moto. Uhm… Entonces se habrán perdido de camino al hotel, ¿verdad? Salvo que…¿qué gilipollas se las dejaría puestas? JAJAJAJA…jajaja…ja… ¡MIERDA! Voy corriendo al aparcamiento y allí estaban: puestitas en el contacto. 16 horas en mitad de la calle, a la vista de todo el mundo, con las llaves puestas.
Ya recuperado del susto, y tras haber pedido casi ½ hora con el asunto de las llaves, retomo el día.
Hoy toca ver en condiciones La Rochelle, que lo que vi anoche prometía. Tras darle muchas vueltas, en vista de que al barco llego malamente ya, y que vuelve casi a las 13h, me olvido del barco. ¿Sabéis por qué? Porque por mis cojones que hoy como en el chiringuito del que me echaron ayer. Se me ha metido en la cabeza, y cundo me pongo cabezón, soy tenaz.
Me dirijo dando un paseo a la oficina de turismo, a preguntar por visitas guiadas en castellano, me pasa algo curioso. Llevo una bolsa pernera de GIVI, y uno de los compartimentos lo llevaba abierto porque acababa de sacar el móvil. Un señor con una txapela roja con una ikurriña bordada me dice algo en francés señalando la bolsa que interpreto como “cuidadín, que la llevas abierta”. Y luego me empieza a decir cosas. Le digo en francés macarrónico que no sé francés, pero le pregunto en euskera a ver si lo habla. Me dice que no, pero que habla algo de español, que sus padres son de Córdoba. Un poco rocambolesco todo.
Como era de esperar, en la oficina de turismo no hablan español, y no hay visitas guiadas en español. Al menos tienen un librito muy majo con todas las actividades, lugares de interés y una autoguía para que te hagas tú mismo la visita, leyendo qué es cada cosa. Así que decido ver las torres, hacerme la visita corta de las dos que hay en el librito, y ver el museo que han montado en el búnker que usaba la 3ª Flotilla de submarinos alemanes como refugio de bombardeo
Visito la Torre de San Nicolás, una bonita torre usada para protección de la entrada al puerto. Ayer me volví loco porque las torres me salían torcidas en las fotos, y resulta que…¡están torcidas! Hice la visita con una audioguía n español, y la cosa es muy interesante, porque te cuenta muchas cosas, ya mí me gusta la Historia. Puede que a otro le parezca un coñazo.
Luego, ya que eran las 12:20, me fui corriendo al chiringuito de ayer: Le p’tit bleu. Estaba abierto y funcionando a tope.
Se coge el pedido en la parte de delante, te vas a la mesa con los cubiertos, la bebida y una conchita con un número que ellos usan para saber qué número tiene cada mesa, y esperas en la terraza a que te traigan la comida. Yo me pedí un bollito, mantequilla, una cocacola y una ración de sardinas a la plancha (6 sardinas). Todo por ¿12€?. No está mal. La ración me pareció un poco justa, pero pedirme dos hubiera sido demasiado. ¿Me lo parece o los platos que ponen en Francia son escasos en comparación con España?
El sabor de la victoria:
Luego visité la torre-faro “de la Lanterne” y la torre de la cadena “de la Chaîne”. No cogí audioguías y no las disfruté tanto. Además, ya me estaban entrando las prisas para no salir muy tarde hacia Saumur.
Recomiendo visitar las tres torres. El billete de las tres torres es más barato que comprar cada una por separado. Las vistas son impresionantes.
Luego hice la versión abreviada de la visita corta del librito, y me fui a ver el museo del búnker.
La verdad es que, como museo, es un poco escaso. Lo que es genial es que el búnker está tal como lo dejaron abandonado los alemanes en el 45. Le han puesto algunas vitrinas, maniquíes y algo de cacharrería para recrear, pero los techos, la decoración de la cantina, etc., son todos originales. Como los paneles y los vídeos están en francés, te dan un cuaderno plastificado con todo traducido al castellano. Es muy interesante, pero cuando llevas leyendo media hora, agobia, porque es MUCHO texto. Eso sí, muy interesante si te gusta el tema.
Y aquí comienza otra tanda de desventuras. Con lo tranquilo que parecía el día tras el incidente de las llaves. El caso es que le digo al Maps que me lleve a las dársenas de submarinos, aunque creo que no son las mejores, pues están cerradas. Pero me hacía ilusión y no ir a verlas es un pecado para un aficionado a la SGM como yo. El caso es que, como siempre, el navegador me pone a dar vueltas como un tonto, pero más bien por mi cuenta, como veo a lo lejos el complejo, llego al sitio. En comparación con el de Burdeos, un desastre. No parece visitable y todo alrededor lo han aprovechado para hacer instalaciones portuarias. No luce nada. Un fiasco total.
He dejado la moto aparcada en una zona con un bordillito, y salgo bastante paralelo al mismo, y Murphy me la juega: con la moto cargada hasta arriba, al bajar el bordillo, cabecea y no puedo sujetarla, con lo que cae al suelo, pero suavemente. Afortunadamente la compré con barras protectoras y alforjas, con lo que, a lo sumo, tendrá alguna rayita el paragolpes. La agarro y la levanto a la primera como el macho que soy. De puta madre. PUES NO. No sé qué coño hago, que al enderezar la dirección, se me viene encima y vuelve a caer. Sospecho que es también a causa del puto bordillo, pues una rueda estaba encima y otra abajo. El caso es que esta vez me cuesta horrores levantarla. Menos mal que un señor apreció y me la sujetó un poco cuando la logré enderezar.
Bueno, ya estamos de camino a Saumur. La parte antigua de La Rochelle es una maravilla que hay que visitar: su arquitectura, su ambiente con terrazas llenas de gente, su todo.
Ya nada puede ir mal, que estamos ya saliendo de La Rochelle, camino de Saumur. Estoy en el borde de la zona portuaria, y paro para que pase una chica por un paso de cebra. Y ¡CLACK! ¡ME HAN DADO POR DETRÁS! Una señora despistada no frena a tiempo y me golpea la matrícula. Ya estaba un poco tocada, pero ahora parece estarlo más. Me da su nombre y móvil, porque la mujer no habla ni español ni inglés, el daño parece insignificante, parecía reacia a hacer parte y, si hago parte… ¿Qué pasaría? ¿Tendría que dejar la moto parada hasta que me la vea un perito? Un follón. Lo malo es que, luego me paro y veo que, aparte de doblarse un poco más la chapa, se ha doblado la pieza a la que se sujeta la matrícula, la que sujeta el marco al guardabarros, y el tornillo de abajo, con el golpe, ha golpeado el guardabarros, haciéndole marca. No va a ver esa marca, pero me da por saco. Me estoy pensando si llamar mañana al seguro, a ver qué me dicen. Lo malo es que, con los nervios ya situación del idioma, no tomé la matrícula. En el vídeo, se ve su parachoques empujando mi matrícula, pero no se puede ver la suya, aunque sí la cara de la señora y el modelo de coche que es.
Ah, y lo más raro del asunto. Estamos hablando la señora y yo, cuando aparecen dos macarrillas en moto. El primero me pregunta algo que no entiendo y le digo que no hablo francés, así que sea va. Y llega inmediatamente el segundo, dice algo a la señora que me suena a “Este tío es amigo mío y como no arregles el problema te rajo”, y algo así debía ser, porque la mujer puso cara de alarmada y me preguntó lo que yo entendí como “¿Tú conoces a ese tío?”. Y le dije que no. Tal vez debí haber dicho quera mi primo Jean Paul.
Resignado, salgo de La Rochelle, completamente acojonado por qué más puede salir mal hoy. Sí, van salir más cosas, amiguitos. Murphy ayer se quedó con ganas, el muy hijoputa, y hoy se las cobra todas juntas.
Entre pitos y flautas, al final voy tarde como siempre.
El paisaje es muy bonito, muy llano, lleno de sembrados de cosas que no sé reconocer, y también aparecen enormes prados de plantas amarillas. Sospecho que son también colza, pero me huelen a mimosa. En España la mimosa es considerada especie invasiva a erradicar, así que supongo que en Francia también. Y casi me quedo sin combustible, hasta que recuerdo que aquí llaman a las estaciones de servicio “Aire”, y el sentido del humor francés les impide ponerles un dibujo de un surtidor la mayoría de las veces, o ponerlas justo al lado de la carretera, para que la gente las vea bien.
El caso es que da gusto conducir con paisajes así.
Tengo que conducir 30 minutos en noche cerrada. Afortunadamente, he cogido un hotel en las afueras esta vez, para llegar antes y más sencillo. Llego relativamente bien, y al hablar con la chica de recepción, Murphy pega otra puñalada: la chica no habla ni español ni inglés. Tócate los cojones. Nos entendemos como podemos y voy a mirar dónde está mi habitación.
El hotel Campanile es un conjunto de varios edificios de dos plantas destinados a habitaciones, y uno de una planta destinado a recepción y restaurante. Alguien ha tenido la feliz idea de no señalizar qué habitaciones hay en cada edificio (o no de una manera que de noche sea visible), por lo que tengo que volver a recepción a que la chica me trate de decir dónde está mi habitación. Tiene que venirse conmigo y señalármelo: no tienen un puto croquis.
Menudo día. Menos mal que se terminó. NO. Primero, la habitación está en la planta primera, con lo que tengo que subir todos los bártulos escaleras arriba. Al menos la escalera es amplia y cómoda. Y la última perrería de nuestro amigo Murphy: Descubro que en la documentación no me han rellenado los datos para el WiFi. Y ya estoy en pijama. Que le den por culo. Además, a ver cómo me entiendo con ella. Les he enviado un correo electrónico desde mi móvil, pero ni puto caso han hecho.
Me he cenado una magdalena y otra chuchería mangadas del buffet del desayuno. Hablando de “buffet”: Me dice la chica que si quiero desayuno incluido. Le pregunto si es buffet y…¿No entiende la puta palabra “buffet”? Al final, por terminar, le digo que sí, que me apunte el puto desayuno, que me quiero ir a la cama.
Os dejo, que quiero que el día termine, que todavía puede joderse algo. Pero hay que pensar en positivo. Estamos ya en Saumur, donde está el mejor museo de blindados de Europa. O eso dicen.
P.D.:
Tiene secador de pelo. ¡BIEN!
Tienen dispensadores de jabón. ¡MAL!
El WiFi ha empezado a funcionar por arte de brujería. ¡GENIAL! Pero ya lo había tenido que redactar todo en Word GRRRR.
Y, como curiosidad, el inodoro está en cabina separada.
Joder, me dejaba las enseñanzas:
-Hay que aprender algo de francés de viaje para sobrevivir entre los nativos. Yo no tuve tiempo y ahora pago las consecuencias.
-Guarda SIEMPRE las llaves de la moto y siempre en el mismo sitio.
-Conviene llevar una mochilita para no ir con las manos llenas de folletos y similares todo el día.