@Caniyan, lo que te señalan los compañeros es la contradicción evidente en el discurso.
Si para experimentar un videojuego al completo tienes que pasar forzosamente por otros productos que nisiquiera son videojuegos, la discusión ni siquiera trata sobre si es un producto conpleto o incompleto, es que directamente es un formato transmedia.
Como señala el compañero de arriba, el desarrollo fue apresurado y caótico. Puesto que había que acelerar ya el lanzamiento de todo ese material tan caro y fragmentado, desbordado por la ambición de Nomura y su equipo creativo.
El reto era optimizar un motor gráfico y diseñar un videojuego que tuviese un mínimo de coherencia con los elementos y sistemas de los que disponían entre toda esa amalgama de ideas. De no salir airosos, Final Fantasy y Square-Enix quedarían sumidos en una crisis que dejaría graves cicatrices. Y para ello tuvieron que trabajar a contrareloj durante tres años con la difícil tarea de dar sentido a otros siete anteriores de ideas y conceptos dispersos de un universo que estaba destinado a ser una subsaga.
El resultado es el que es. Admiro a Tabata por haber lidiado como lo ha hecho con los excesos y delirios de grandeza de una compañía que parece aprender muy lento de sus errores en una industria que evoluciona a una velocidad frenética. El desarrollo de un triple A es ahora más complicado que nunca. Y Final Fantasy no va a renunciar a su condición de triple A tan fácilmente. Lo entiendo. Pero entonces corres el riesgo de que sucedan cosas como ésta.
Al final tenemos el juego que tenemos, el cuál tenía la única misión de rentabilizar al menos la inversión llevada a cabo. Y de seguro que era una labor titánica que acaba con cualquiera. Solo hay que ver cuál ha sido el destino de Tabata tras tamaña experiencia.
Y ojo, no me malinterpretes: puedes disfrutar mucho del juego. Yo lo he hecho. Le he dedicado una cantidad obscena de horas. Y eso no lo hace nadie si no disfruta del título. Es más, he tenido experiencias muy personales con él. Algunas me han hecho experimentar sensaciones maravillosas que no he sentido con otros títulos de la saga que se consideran ampliamente superiores por la audiencia. Pero al igual que yo lo he disfrutado, entiendo que otro huya despavorido.
Desde el momento en el que tienes que añadir contenido, ya no solo jugable, sino también multimedia, para completar una obra, por definición se convierte en algo incompleto. De hecho, hay fragmentos de Kingsglaive que se habían mostrado como jugables hace años en demostraciones de Versus XIII.
Y no pasa nada, es lo que ha salido al mercado y no hay más vuelta de hoja. Independiente a la decepción que alguien pueda sentir al traicionar sus expectativas, nadie está obligado a comprarlo.
Final Fantasy XV siempre será recordado como eso que pudo ser y nunca fue. No sabemos si será. Es más, te puedo conceder que eso forma parte de su encanto. Pero nunca que es un título completo. Porque desde el momento en el que tengo que acceder a contenido que no viene dentro del Bluray donde reza 'Final Fantasy XV' para comprender toda la extensión de su universo, por definición (insisto, no porque lo diga yo), es una obra incompleta. Tanto, que hasta el contenido adicional que han ido lanzando, es digital, con lo cuál ni siquiera tiene la obligación de aguantar los embates del tiempo en tu estantería.
Y eso no quita que puedas amarlo. Pero no es necesario hacer de abogado del diablo, por mucho que nos traicione el corazón.