Menuda alegria el anuncio, y más para quienes estabais apostando (o deseando) por la Turbografx
Con la Analogue Duo han dado unos cuantos pasos alante que ojalá hubiesen dado antes. Me imagino que se han aventurado con esta consola por lo que habéis ido comentando algunos (diferentes modelos con sus compatibilidades y multitud de accesorios con vida útil ínfima), y ya que estaban pues han ido un poco más allá, con lo de añadir puertos USB para mandos (lo dicen en el propio hilo de Twitter) e integración del receptor 2,4G para que los mandos de 8Bitdo no "parasiten" ésos puertos USB.
Que con la salida del adaptador para Pocket ya queda claro ésa característica del dock de "4 mandos inalámbricos" para donde estaba pensada. Me gusta que ya hiciesen la Pocket pensando en el futuro.
@EL PIxXxA Lo básico que hay que entender es que las consolas de Analogue no son las consolas originales (aunque creo que catalogarlas de clónicas es no hacerles justicia), con todas las ventajas y desventajas que acarrean. Por ejemplo te puedes encontrar con algún juego especialito que no sea compatible, y eso en las originales no ocurre. También es verdad que, en este caso, es un "todo en uno" de cara a accesorios y complementos, lo que ofrece mucha comodidad. Y la parte más interesante (para algunos de nosotros) es de fabricación nueva y sin los mismos componentes mecánicos de las consolas originales, lo que se supone que garantizará una vida más larga (ya has visto lo que han ido comentando de los lectores de CDs originales).
Y un elemento importante es que, hasta ahora, todas las Analogues han terminado teniendo un firmware no oficial que permite cargar ROMs via MicroSD.
Así que a la hora de la verdad, debes ser tú quien sabiendo lo que ofrece esta consola, baremes si te interesa dadas tus circunstancias.
Visto lo que han hecho con la Analogue Duo... Me pregunto si cuando lancen la reproducción de la NES "barata" (si termina saliendo de verdad), harán una jugada similar y tendrá ranura para los disquetes del Disk Sistem incorporada... Que ojalá, la verdad