En el selecto grupo de propietarios de una plataforma de videojuegos tenemos desde hoy a Google, que gracias al lanzamiento de Stadia busca colocar su silla en la misma mesa en la que se encuentra Sony, Microsoft y Nintendo. Sin embargo, los de Mountain View llegan con una propuesta diferente, un producto intangible para el cliente y que encuentra en su principal característica, la nube, su gran fortaleza y a la vez su eslabón más débil. Todo depende de la óptica desde la que se mire y de cómo funcione.
Todos aquellos que desde hoy sean usuarios de Stadia tienen en común haber abonado los 129 euros que cuesta la Founder’s Edition, que
se agotó en todo el mundo, o la Premiere Edition que se ofreció después. Las diferencias entre ambas ediciones son mínimas, pero es posible que los segundos
no reciban su paquete a tiempo ya que Google los ha enviado siguiendo el orden de las reservas. El compromiso de la compañía es que todos los pedidos sean entregados durante las primeras semanas posteriores al lanzamiento de Stadia.
Dentro del paquete Premiere Edition encontrarán tres meses de suscripción a Stadia Pro, un Chromecast Ultra y un mando de Stadia. Los usuarios de la Founder’s Edition también recibirán (de aquí a dos semanas) un Buddy Pass que permite regalar a un amigo un abono de tres meses a Stadia Pro, una insignia de Founder y la posibilidad de ser uno de los primeros en reservar un nombre de identificación. Además, los suscriptores Stadia Pro tienen acceso a dos juegos sin coste adicional: Destiny 2: The Collection y Samurai Shodown.
Se puede acceder a Stadia con un ordenador con Chrome o un móvil Pixel 3 o Pixel 4, pero hasta nuevo aviso el
streaming a 4K HDR, 60 FPS y con sonido envolvente 5.1 queda reservado para el Chromecast Ultra. No vale cualquiera, solo el incluido en la Founder’s y Premiere Edition. Los ya existentes necesitan una actualización. Una vez dentro del servicio el cliente encontrará una
alineación inicial de 22 títulos, incluyendo al
exclusivo Gylt de Tequila Works, que tienen el mismo precio que en cualquier otra plataforma. La diferencia es que Stadia vende juegos disponibles desde hace meses a precio de novedad.
Lo que no verán los jugadores de Stadia es
el hardware que mueve los títulos. Google ha detallado que en los servidores de su plataforma encontramos un equipo personalizado y firmado por AMD, compuesto por procesadores a 2.7 Ghz, tarjeta gráfica con 10,7 teraflops, 16 GB de RAM con 484 GB/s de ancho de banda y unidades de almacenamiento SSD. La resolución dependerá de la pantalla y conexión del cliente. Los requisitos de velocidad los tenéis en la siguiente imagen.
Para algunos Stadia y su propuesta son un paso adelante y para otros una opción que aún queda lejos. También los hay que cuando les hablan de juego en la nube entonan el
vade retro Satana y se preparan para el apocalípsis de la industria del videojuego.
¿Qué dice la crítica? Stadia funciona, pero el camino es largoAyer por la tarde se levantó el embargo sobre los análisis de Stadia y la conclusión que podemos sacar no es alentadora ni para Google, ni para Stadia, ni para los interesados, como mínimo a corto plazo. El sentir general es que Stadia funciona correctamente como servicio de juegos en la nube, pero aún queda tiempo para que sea un servicio apto para todo el mundo, especialmente los jugadores más exigentes y entusiastas, que normalmente suelen ser los primeros en adoptar este tipo de iniciativas.
En opinión de
Digital Foundry, Stadia es una declaración tecnológica y el mejor servicio en la nube en cuanto a calidad de imagen y latencia. A pesar de ello, existe la percepción de que su oferta no es suficientemente competente como para que el servicio logre conquistar al público. La buena noticia es que el margen de mejora es muy grande y Google tiene todos los recursos necesarios para que el servicio evolucione.
Stadia vs Xbox One X (captura de Digital Foundry) En cuanto a la latencia, las pruebas de Digital Foundry nos descubren que Shadow of the Tomb Raider en Stadia tiene entre 50 y 56 ms más que en Xbox One X. El título de Square Enix es un buen ejemplar para comparaciones, ya que en ambas plataformas ofrece un modo alta resolución a 30 FPS y un modo rendimiento a 60 FPS. Otros juegos como Mortal Kombat 11 tienen 122 ms (44 ms más que en Xbox One X), mientras que Gylt, un título solo disponible en Stadia, suma 139 ms.
En cuanto a la calidad de imagen, Stadia promete 4K y 60 FPS. A la vista de las pruebas, ahora podemos matizar que esa es la resolución que sale del Chromecast Ultra, pero no siempre es en la que se procesa la imagen en origen. Por ejemplo, Bungie ha confirmado a
The Verge que Destiny 2 para Stadia se renderiza a 1080p de forma nativa, mientras Digital Foundry sostiene que Red Dead Redemption 2 funciona a 1440p en el servidor. El cambio de la resolución nativa a la que finalmente se muestra en pantalla pasa una notable factura en la calidad de imagen, donde tampoco juega a favor la información que pierde por el camino debido al
streaming.
Stadia también ha recibido duras críticas por su modelo de negocio en el que se tiene que pagar tres veces: por el hardware, por el acceso y por el juego. Esto será así hasta el 2020, cuando Google tiene previsto ofrecer Stadia Base, una opción sin coste mensual que limita la transmisión de los juegos a 1080p y 60 FPS. Para entonces existirá alternativa de solo pagar por el juego, nuevos incentivos como la posibilidad de jugar mediante Stadia a los títulos disponibles en Uplay+, un catálogo más generoso y una plataforma más refinada.
Stadia vs Xbox One X (captura de Digital Foundry) Donde sí luce Stadia es en la comodidad. No solo no hay que bajar los 100 GB que puede pesar un juego hoy en día, sino que además los tiempos de carga son mucho menores que en una consola como Xbox One X. La palabra instantáneo no existe en el diccionario de las consolas pero sí en el de Stadia, aunque no sea con todas las letras. Sin embargo, este punto es uno de los que recibirá especial atención con Xbox Scarlett y PlayStation 5.