ElSrStinson escribió:Todo el mundo hablando maravillas de los primeros SH, y a mi el que me gustó fué el tercero xD
Narcyl escribió:@ElSrStinson Después de pasarme los dos primeros este tercero me supuso un cambio muy grande y por eso me gusta menos, pero igualmente disfrutable.
El primero es que me daba incluso miedo como Koudelka y me pareció muy buen combinación.
Yo al tercero no lo jugué, porque un SH sin Yuri ya me dio demasiada pena...
La verdad es que a mi Koudelka me fascinó. Lo peor de Koudelka eran los combates, bastante toscos. Todo lo demás era una maravilla. Tenía momentos de mal rollete fantásticos, y el monasterio Nemeton era lo mejor.
Después con SH(1) me encantó la historia, sobretodo la parte de Europa, y con el sorpresón que me llevé al ver a Koudelka en el juego casi me caigo de la silla. ¡Que alegría me llevé
! Sabía que tenía relación con el universo de Koudelka, pero no me esperaba que compartiera personajes. SH: Covenant (SH 2) también me gustó un montón, pero con el SH 3 (sin Yuri) ya me pareció que la saga ya no era la misma... seguramente me equivoqué y me perdí un buen juego.
eRiKaXPiReNCe escribió:Voy a empezar FF X, y quería saber si es acabable en su totalidad (jefes secretos incluidos) con cualquier grupo de 3 (Con una lógica obviamente) o estás "obligada" a llevar ciertos integrantes? Es que vea dónde vea Tidus (este vale me gusta) y Wakka son fijos muchas veces, y a Wakka lo odio desde siempre... Puedo maniobrar teniéndolo en un papel tan marginal como disfrutable por mi parte?
AkrosRockBell escribió:Wakka es lo puto mejor y el Blitzball es el mejor minijuego de todos los FF. He dixit.
Wakka es verdad que empieza siendo muy intransigente e intolerante, y es verdad que es bastante chillón, pero es muy buen chaval y es de los que más evoluciona como personaje. También ayuda que la historia está tan bien contada que es fácil empatizar con él y con sus motivos para ser como es.
Y sí, además es una bestia parda en el grupo. Es una pena no querer llevarlo. Yo le cogí mucho cariño, aún queriendo hostiarlo en algún momento de la historia.