Bueno, acabo de llegar de Madrid, os cuento la situación absurda de la tarde:
Eran ya las once y cuarto o así y un amigo y yo ya nos íbamos para casa en Metro, así que bajamos las escaleritas de la boca que da a La Mayorquina, pero mientras bajamos le llaman al móvil y, como hacía frio, pues se queda hablando dentro de la estación, en la zona de la taquilla.
Yo, que veo que va a tardar un rato, veo que está el mostradorcillo ese de información vacío (porque ya era tarde), así que me siento y espero a que termine.
Mi amigo, que estaba a la conversación va y se apoya en el mostrador y resulta que era similar a la chimenea de los nazis de Indiana Jones, vamos que giraba sobre sí misma. Así que en un momento me encuentro dentro de un cuatucho con taquillas y demás.
Viendo que allí no se podía estar vuelvo a dar la vuelta y salgo (cinco segundos dentro, no más), pero fuera ya había tres seguratas y la jefe de estación con cara de pocos amigos. Les explico lo que ha pasado y con cara de no creernos y de muy malas maneras nos piden el DNI y le dicen a mi amigo que corte la llamada, y yo, que he visto muchas películas
le digo que un segurata no tiene autoridad para identificarnos ni registrarnos, que es lo que quería en último término. Entre tanto la jefe revisa y comprueba que no faltaba nada en el cuartucho, y nos dice que como no falta nada pues que nos vayamos.
Pero el segurata, en un momento llama a la policía Nacional que, como viene siendo lógico, nos identifica, y les explicamos, ambas partes, lo que ha pasado, y los policías con la guasa del que conoce al segurata que por lo visto la monta un día sí y otro también nos toma los datos en una libretilla y nos dice que eso no va a ningún lado, que por una tontería así no pasa nada.
Así que entre unas cosas y otras hemos perdido veinte minutillos, menos mal que al final he llegado a coger mi autobús.
Pues eso, momento absurdo patrocinado por Metro de Madrid
(Dicen que vuela)